sábado, 4 de junio de 2016

Marco Tulio Cicerón - De oratore ad Quintum fratrem libri tres (Sobre el orador, tres libros para el hermano Quinto) (Libro II) (55 a.C.).

Seguimos con la segunda parte del diálogo ciceroniano. En el libro anterior quedamos con la opinión de Antonio la cual significaba que el orador debía ser alguien práctico y no tan teórico, como lo proponía Craso. Esta vez, la mayor parte del diálogo se la lleva Antonio, pero no por un arrebato o algo parecido, sino más bien por la permisividad del orador Craso que incluso nos dice ''Estoy feliz de que seas tú el que hable y no yo''. Veamos otro de los diálogos donde Marco Tulio Cicerón no es el protagonista absoluto.

Referencias:

(1) Así como lo dice el mismo Aristóteles en Retórica
(2) Causas judiciales.
(3) Lo que en retórica se conoce como ''commendatio''.
(4) Para ver más en detalle a lo que se refiere Marco Antonio, véase Tópicos.
(5) Una técnica que siempre se ve en los diálogos de Cicerón.
(6) En la Poética de Aristóteles, la comedia es algo que se desprende de lo feo o de la más baja expresión moral. 

De oratore
Ad Quintum fratrem libri tres



LIBRO II
Continuación de la conversación con su hermano Quinto


Cicerón continúa hablándole a su hermanos sobre el diálogo que está relatando, pero también aprovecha de decirle otras cosas que tenían que ver con la familia. Luego de esto, Ciceró se propone continuar con la discusión que aprecia debatirse entre Craso y Antonio. 


Visitantes inesperados

Al día siguiente de la discusión del libro I, dos visitas a cargo de los rumores de Escévola se dirigieron donde estaba Craso y Antonio. Craso estaba un tanto nervioso, pero aún así invito a los dos comensales a disfrutar del debate originado el día anterior. 

Estos dos visitantes eran Lutacio Cátulo, cónsul romano de esa época, y César Estrabón, candidato a cónsul en el año 87.

Marco Antonio y la elocuencia

Antonio nos insiste en que el orador más que teoría tiene práctica, pues el orador no tiene ni siquiera una técnica, sino más bien opiniones. 

Elogio a la oratoria

Marco Antonio se expresa de forma muy distinta a la oratoria y la retórica que en el libro I, definía de forma más técnica. Cátulo le pregunta por qué habla con tanta armonía sobre la oratoria, a lo que Antonio responde que la situación lo ameritaba así, pues debía refutar las teorías de Craso. 

Tipos de elocuencia

Resumiendo y rescatando lo dicho por Craso en el libro anterior, Antonio nos relata qué son para él los tipos de elocuencia que existen: abstracta y concreta.

Elocuencia abstracta: aquella que se desenvuelve en temas generales.  

Elocuencia concreta: aquella que se desenvuelve en temas específicos y bien definidos. 

En este último tipo de elocuencia se encuentran las tres clases de discurso de Aristóteles: epidíctica, demostrativa y forense (judicial). 

Con todo esto, Antonio insiste en que el arte del orador no consiste en mucha teoría, sino más bien en una técnica práctica y concreta ya sea defendiendo, exhortando o consolando. 

Marco Antonio y los deberes del orador

El orador y la historia

Catón comienza diciendo que los modelos a seguir en historia serían justamente los griegos (Tucídides por ejemplo), pero Antonio le advierte que no desestime la labor de los romanos. El mismo Julio César en su campaña en la guerra de las Galias es un ejemplo de una buena oratoria e historia. 

¿Para qué le sirve la historia al orador? Pues, el discurso debe tener una cronología que sólo la historia puede perfeccionar. El estudio del pasado, como la historia lo es, puede darnos la técnica y la estrategia para establecer un orden básico a un discurso. 

Técnica retórica

Ya sabemos de parte de Aristóteles el contenido de la retórica forense en su primer libro de retórica. Antonio, antes de continuar con la retórica forense, explica que el conocimiento del orador necesariamente debe tener un límite; es decir, no puede pretender ser hábil en todas las ciencias. Sólo puede en algunas. 

Por lo demás, una de las habilidades claves del orador es dirigir la simpatía al odio y el odio a la simpatía(1). De este modo, el orador cumple su objetivo fundamental que es manejar el ''pathos'' de su audiencia.

Elementos del discurso

Para entender un poco los componentes primeros del discurso, tenemos tres partes: inicio, desarrollo y conclusión.

Inicio: Captar la atención y recepción de la audiencia. 
Desarrollo: Contar un relato verosímil. 
Conclusión: Rematar con una digresión

Ciertamente no está muy alejado a lo dicho por Aristóteles, con la diferencia de que la verosimilitud sí pertenece al discurso y no a la narración como los antiguos griegos afirmaban.  


Marco Antonio y las cualidades del orador

Antes de describir las cualidades del orador, Antonio establece primeramente el modelo a seguir del orador. 

El aprendizaje para ser un orador no debe ser una cosa rápida y expedita, sino más bien dura y lenta; sobre todo en los menores. Luego, es fundamental conocer muy bien a la figura que se pretende seguir como modelo. Las cosas más fáciles de seguir con las posturas y los gestos, después puede comenzar por imitar exactamente el discurso de aquél orador. 

Oradores griegos y romanos

Antonio reconoce que no hay muchos oradores romanos de lso que seguirse, pues estos no han dejado nada escrito más allá del recuerdo auditivo de sus discursos. 

De los que sí se tiene recuerdo, por supuesto, son los griegos porque los dos primero podríamos nombrar a Pericles, Alcibíades, Critias, Terámenes y Lisias. Todos estos siguieron el ejemplo de Pericles; de hecho, sus discursos están muy empapados de su influencia. Finalmente, tenemos al gran Isócrates que difirió un poco del gran Pericles. 

Lo que se debe aprender

Hay ciertas cosas que no se enseñan en la escuela de retórica en Roma: el aprendizaje de las causas(2). Es decir, el orador debería aprender de ellas:

Estado de cuenta
Declaración de testigos
Parentescos directos y por alianza
Pactos
Contratos y estipulaciones
Providencias del pretor
Dictámenes de expertos

Después de conocer esto podemos entrar a fondo en la causa que envuelve al responsable. 

Naturalmente, en las causas que versa una acusación, la defensa consistirá en negar dicha acusación (siendo las más graves las de concusión). Por otro lado, las causas de deliberación siempre tratarán sobre lo que va a pasar. De acuerdo con lo dicho por Marco Antonio, hay tres tipos de controversia: sobre cosas que pasaron, que puede suceder o que sucederán.

Deberes del orador

El primer deber que debe cumplir el orador es dejar el juicio en manos del juez y del público(3). El segundo deber es cambiar la actitud de la audiencia según la disposición que tenga. 

Luego el orador tiene una tarea un tanto complicada llamara la''fase probatoria'' es decir donde se muestran las evidencias. Esta fase no depende del orador, pues los documentos y los tratados hablan por sí solos y el orador no puede modificarlos: es una de las tareas más difíciles de enfrentar. En segundo lugar está la parte donde todo depende del orador; es decir, su audacia y oratoria podrá revertir la situación en dificultad. 


Marco Antonio y los tipos de argumentos

Para empezar a desarrollar los argumentos, primero que todo debemos analizar los tipos de argumentos. Por lo tanto, lo primero es reconocer tres aspectos.

Agudeza
Método
Diligencia

Los tres aspectos dependen de nosotros, la agudeza está por naturaleza mientras que el método es el arte con que ejecutamos el argumento, y finalmente la diligencia que tiene que ver con escuchar y comprender el argumento del adversario y retenerlo en la mente. 

La dialéctica juzga y no busca la verdad

Cátulo interrumpe brevemente a Antonio, diciéndole que lo dicho hasta ahora no difiere en nada con lo dicho por Aristóteles en su Retórica

Sin embargo, Antonio añade aún más algo que no se ha hablado aún: La dialéctica. El mismísimo Diógenes de Babilonia había establecido que la dialéctica era el ejercicio de descubrir lo verdadero y lo falso; no obstante, para Antonio lo que se puede lograr con dicha dialéctica no es la verdad, sino más bien modos de juzgar.  


Tópicos

Entre las grandes obras de Aristóteles, Tópicos es un libro que muestra los tipos de argumentaciones y falacias. Uno de esos tópicos pueden ser los que apelan a la misericordia, a la generalidad, a lo específico, a la semejanza, a la diferencia, lo contrapuesto, a la causa, lo mayor o lo menor y lo igual(4).

Marco Antonio nos dice que los tópicos son muy buenos para diferenciar los tipos de argumento, pero también nos dice que con la práctica y el trabajo podemos razonar y discernir cuáles son estos. 

Ethos y pathos 


De acuerdo con Marco Antonio, lo más importante en el discurso es la impresión que se deja en la audiencia; en otras palabras, hacer que el público cambie la opinión que tenía desde un principio.  

La primera medida para una defensa es engrandecer la vida del defendido. Es decir, hablar bien sobre la vida del individuo bajo buenos antecedentes que haya tenido(5). Este ejercicio tiene una efectividad admirable, pues decir que el defendido ha sido una persona honesta, tranquila y que además ha sido víctima de injusticias logra convencer a los jueces. 

Otra de las cosas que hay que tener en cuenta es la disposición de los jueces, pues si las conocemos podremos encauzar su ánimo al convencimiento. 

''La palabra tuerce voluntades y reina de todas las cosas''

En la práctica forense, el discurso sobre desórdenes públicos se vuelve un poco más complejo. En este caso, Antonio sitúa su explicación del ethos y el pathos en las distintas situaciones de desórdenes de la república romana. Sobre todo, aquellas situaciones donde la violencia está conforme al derecho. Para defender estas causas siempre es preferible decir que todo lo ocurrido sucedió por un régimen de excepción, y no por voluntad (en el caso del ofendido). 

La envidia y la compasión

La envidia es uno de los sentimientos que más se deben manejar para tener en claro la naturaleza humana. Los seres humanos siempre sienten envidia tanto a sus iguales como a sus superiores. Obviamente, la dirección para defender a un individuo será decir que tal persona es superior porque todo lo consiguió con esfuerzo, mientras que para acusar se dirá que todo se ha conseguido por corrupción. 

Luego tenemos la compasión la cual debe defenderse diciendo que el defendido sufre de escasez en todos los sentidos, que en definitiva ha sido víctima de la desgracia humana. 

El tono del orador

Se debe saber muy bien que el tono de voz es importantísimo para el orador. Para cualquier tipo de discurso, la entrada de este debe ser pausada mientras que la salida debe ser prolongada. Para los argumentos de convencimiento se debe usar un tono de vehemencia, siempre y cuando las disposiciones sean las correctas; si la audiencia tiene ira, será mejor usar un tono de voz dulce. 


César Estrabón y el buen humor

El mismo Marco Antonio le da el pase a César Estrabón para hablar sobre el humor en la oratoria, pues Antonio también considera que es trascendente hablar este tema. 

Estrabón nos cuenta que gracias a muchos de los estudiosos griegos podemos diferenciar dos clases de humor:

Cavillatio: tener gracia (humor largo)
Dicacitas: ser agudo (humor breve)

En realidad, tener buen humor no tiene una técnica precisa. Estrabón nos dice que armar una frase ingeniosa no tiene mucha dificultad en el discurso. 

Complemento de Marco Antonio

Si bien no hay una técnica para tener gracia (como Antonio acuerda sin miramientos), puede servir en ciertos casos para exasperar al adversario, o al contrario para poner paños fríos a un asunto del defendido. 

Lo risible

Luego de dicha intervención de Marco Antonio, Craso decide colaborar también en el ámbito del humor y para empezar plantean 5 cuestiones básicas para el humor

  1. ¿En qué consiste el humor?

    a) ¿Qué es la risa?
    b) ¿Cómo se provoca?
    c) ¿Dónde radica?
    d) ¿Cómo se provoca?
  2. ¿Dónde toma lugar?
  3. ¿Es propio del orador provocar risa?
  4. Si es así ¿hasta qué punto?
  5. Tipos de gracias

Respuesta a la primera pregunta: La risa es algo espontáneo e incontrolable pues se apodera del hombre, incluso tomando sus pulmones. 

Respuesta a la segunda pregunta: El lugar para la risa se desprende de lo feo y lo deforme(6). En este punto, la risa hace de algo desagradable algo no desagradable. 

Respuesta a la tercera pregunta: Sí, es propio del orador provocar risa, sobre todo para mitigar la tensión, o (como dijo Marco Antonio), para aminorar los asuntos en defensa. 

Respuesta a la cuarta pregunta: Se debe tener mucho cuidado, pues el orador no debe parecer un payaso o un cómico; por lo demás la audiencia puede ofenderse por algún chiste de mal gusto. 

Respuesta a la quinta pregunta: Existen dos tipos de gracia:una basada en la situación; desarrollada en el marco de una anécdota o una imitación, y otra en la palabra(que se basa simplemente en un juego de palabras).

Ejemplo de humor con palabras:  

Avanza un testigo bajito. Y Filipo pregunta: 

"¿Permiso para interrogarle?" 

Entonces el presidente del tribunal: 

"Con tal de que sea breve". 

Entonces Filipo: 

"No tendrá que llamarme la atención: interrogaré por lo bajito"

Nuevamente, es importante que el orador no quede como bufón; así como dice el diálogo. 


''Pues en efecto, lo adecuado del momento, la moderación

y templanza en la mordacidad misma, y lo espaciado

de sus gracias distinguirá al orador del bufón''.

En efecto, el humor sirve para sacar provecho de una situación y no solamente para hacer reír (que es la labor del bufón).

Ambigüedad en el humor

Lo ambiguo sucede en el humor agudo y no en el situacional. No da lugar a muchas risas y sin embargo es un humor a considerar. En realidad, la ambigüedad provoca más asombro que risa, pues la agudeza requiere de mucha precisión y ''técnica''.

Humor basado en la situación

Este es el tipo de humor que causa más risa, pero que a la vez es el más difícil. La narración del humor tiene que ser algo bien planeado y pensado; un ejemplo de esto son las fábulas que causan humor. Otro ejemplo para mantener el humor por situación es acudir a la ironía, y también fingir que no se sabe sobre un tema determinado. 

Uno de los humores de situación que también da resultado es el que tiene su verdadero mensaje escondido. Por ejemplo, Un siciliano buscaba a su mujer porque ella había cometido adulterio. La mujer se escondió subiéndose a una higuera y cuando el siciliano la encontró le dijo ''dame unos esquejes de ese árbol para plantarlos''. 

Por último, el humor que se basa en lo que no puede ser también es muy efectivo en la audiencia. Por ejemplo, Marco se encontraba descansando en el campo y dijo ''Me gustaría que trabajar fuera esto.

Marco Antonio y la persuasión


Luego de que César terminara de hablar sobre el humor, Antonio seguirá hablando de las cosas que el orador debe saber. Una de ellas, la persuasión.

Más que un método general, Antonio nos va diciendo qué hace él cuando trata de persuadir. Primero, se debe afirmar del argumento más favorable y más útil, mientras que con los más débiles e inútiles hay que alejarse. Segundo, no responder a argumentaciones difíciles o capciosas, pero no con la actitud de escape o huida, sino más bien con la actitud de tomar una posición frente a un ataque. 


Marco Antonio orden y disposición del discurso

Tres cosas hace el orador frente a su audiencia para hacer la opinión del público a su favor. Primero debe informar, luego conciliar y finalmente influir en sus sentimientos. 

La primera parte del discurso debe ser la más sólida de las partes, pues es la primera impresión frente al público. Sin embargo, no se debe ser violento ni belicoso al comienzo del discurso, sino más bien se debe deleitar al público; éste no quiere violencia, quiere deleite. Además, en palabras de Antonio, lo más vistoso siempre es la primera parte del discurso, más que la argumentación central. 

Lo que sigue es el preludio el cual debe estar fuertemente conectado con lo dicho al principio. 

Luego tenemos la argumentación donde se deben exponer los preceptos, aunque estos no deben ser largos, sino más bien breves. Sin embargo, en la narración se debe contar como sucedieron las cosas sin omitir nada, y esto hace que pueda extenderse. 

Género deliberativo y demostrativo

Por supuesto, ningún discurso está exento de los géneros demostrativos y deliberativos. En estos, para que exista la persuasión, siempre se debe recurrir al deber moral de los seres humanos. 

Con lo que hay que tener mucho cuidado son con los cambios de humor del público. Estos pueden deberse a un fallo en el discurso, o con arrogancia y sordidez, fuertes rumores o excitación de las masas por el miedo. En esos casos no hay nada mejor que el humor para alivianar la disposición de la audiencia. 


Conclusión

Una notable influencia de los griegos podemos ver en este libro, sobre todo la influencia aristotélica en cuanto a sus libros de retórica y lógica. Por fin vemos palabras como ''tópicos'' (lugares) y argumentaciones lógicas propias de la filosofía griega, sin mencionar a los aportes romanos. Marco Tulio Cicerón fue un admirador de Marco Antonio y de Craso (claro que es Antonio quien realmente se apodera de éste diálogo). Seguimos con la tercera parte de esta introducción antigua a la oratoria ciceroniana. 

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