lunes, 6 de julio de 2015

Platón - Protágoras (o de los sofistas).

Aquí tenemos a uno de los más destacados sofistas de la Antigua Grecia, enfrentándose en una interesante discusión con nuestro filósofo Sócrates. Ya habíamos comentado en libros anteriores como Teeteto, la frase célebre del sofista ''el hombre es la medida de todas las cosas'', lo que quiere decir, que todos tienen la verdad en la medida que ésta se les representa. Por supuesto, esto no fue suficiente para Sócrates quien refuta con mucha inteligencia y astucia, el modo de ver la vida de Protágoras. En el siguiente libro veremos la precaución con que Sócrates advierte a Hipócrates sobre las enseñanzas del sofista.

Referencias:

(1) El mismo de Alcibíades (o de la naturaleza humana).
(2) El mismo de Critias (o de la Atlantida).
(3) El mismo de Hipias mayor (o de lo bello) y Hipias menor (o de lo feo).
(4) Es el mismo homólogo de cómo el hombre primitivo descubre el fuego
(5) Ya en la Antigua Grecia existía el boxeo.
(6) Sócrates parece quedar sin argumentos.

Definiciones:

(1) Prometeo significa ''previsión''
(2) Epimeteo significa ''idea tardía''



Protágoras

Personajes:

  • Sócrates
  • Hipócrates
  • Alcibíades(1)
  • Critias(2)
  • Protágoras
  • Hipias(3)
  • Pródico
  • Calias

En la casa de Calias

Desde el principio, tenemos a un participante desconocido hablando con Sócrates. Este le pregunta si va en busca de Alcibíades a quien describe como muy apuesto, pero con un poco de barba. Sócrates defiende la incipiente barba de Alcibíades diciendo que incluso hasta el mismo Homero la consideraba signo de encanto cuando ésta aparece. 

Sócrates ya había estado con Alcibíades anteriormente ayudándolo en algunos asuntos., pero curiosamente, no era con Alcibíades con quien había hablado, sino con Protágoras. El desconocido acompañantes de Sócrates queda asombrado y le pide que le cuente todo sobre la conversación entre él y Protágoras. Y así procede Sócrates.

La llegada de Protágoras y las ansias de Hipócrates

En la madrugada, Hipócrates despierta a Sócrates debido a que se ha enterado de que Protágoras viene a la ciudad. Hipócrates está ansioso porque quiere que el mismísimo sofista, le enseñe todo lo que sabe; y está dispuesto a pagarlo.

Naturalmente, Hipócrates quiere ser acompañado por Sócrates, pero antes de ir, Sócrates le hace algunas preguntas incómodas. Hipócrates tendrá que pagar una cantidad de dinero a Protágoras, para que éste le de unas lecciones. Si él le da el dinero, entonces Protágoras lo recibirá como sofista, pero ¿qué recibirá Hipócrates con este intercambio? Con este intercambio, Hipócrates se volvería un sofista.

La discusión es la siguiente: A un médico se le paga por que es médico, a un escultor por ser escultor ¿qué recibimos a cambio? en el caso del médico, ser médico; en el caso del escultor, ser escultor. Cada uno nos da una enseñanza y nos vamos nutriendo de su conocimiento. 

¿Qué es lo que enseña un sofista?

Las preguntas se van haciendo cada vez más profundas. Sócrates le pregunta cuál sería la habilidad de los sofistas para con los hombres. Hipócrates contesta que sin duda es la habilidad para hacer hablar elocuentemente a los otros hombres. Aquí viene el problema.  

Supongamos que tenemos a un experto en tocar la lira. Éste experto es el único quien puede hacer que otro hombre hable elocuentemente sobre la lira. Entonces el sofista ¿En qué temas puede hacer hablar elocuentemente a los otros hombres? Teniendo en cuenta que cada experto habla sobre su propio tema elocuentemente. Pues pareciera ser que nada.

Así, Sócrates le advierte a Hipócrates el peligro que corría al considerar pagar al sofista, siendo que ni siquiera él tenía muy claro la labor del sofista. No obstante, a pesar de advertirle los riesgos que podría correr en el engaño de los sofistas, ambos acuerdan visitar a Protágoras y verificar todas las cosas que dice. 

Con Protágoras

Cuando llegaron, Sócrates e Hipócrates se encontraron con una multitud de personas entre ellos, sofistas. Al fin, encuentran a Protágoras. Este está dispuesto a contestar a cualquier pregunta que nuestros dos personajes quieran hacerle. Entre tener la discusión en privado o en público, Protágoras lo prefiere en público para demostrar sus destrezas.

Una vez todos reunidos, los dialogantes se disponen a conversar. Sócrates comienza con la siguiente pregunta:

¿Qué pasaría si me asocio (Hipócrates) contigo?

La respuesta de Protágoras es que se volverá un hombre mejor y más sabio que antes de haberlo consultado. Sin embargo, Sócrates le dice que ésa podría ser una respuesta muy ambigua. 

Esta pregunta tiene el mismo problema del razonamiento anterior; por ejemplo, si Hipócrates quisiera aprender el arte de un médico, entonces aprenderá medicina; si va donde un flautista, aprenderá flauta; si va donde un carpintero, aprendería carpintería. ¿Qué podría aprender y en qué podría mejorar, según lo que dijo Protágoras, Hipócrates?

Despreciando a otros maestros que enseñan de matemáticas, geometría o astronomía, Protágoras le asegura que se volverá más sabio en todo lo que involucre los asuntos del Estado. 

En breves palabras, pareciera ser que Protágoras puede enseñar el arte de la política a quien desee consultarlo.

La virtud no puede ser enseñada

Sócrates no queda convencido con la respuesta de Protágoras, y le da algunos ejemplos de cómo algunos han fallado al tratar de enseñar   este tipo de cosas. Lo que se propone enseñar Protágoras no es nada más que la virtud; no obstante, Sócrates duda que la virtud pueda ser enseñada. ¿Podrá Protágoras ser tan bueno como para enseñar la virtud? En efecto, Protágoras lo explicará pero en forma de mito.

El mito de Prometeo(1)


El mito de Prometeo nos cuenta el inicio de todos los tiempos, donde solo se encontraban dioses. 

  • Los hombres fueron creados de tierra, fuego y varias mixturas entre estos dos elementos. Primero fueron creados desde el interior de la tierra.
  • Cuando estos veían la luz del día, los dioses ordenaron a Prometeo y a Epimeteo(2) a distribuirlos y equiparlos a lo largo de toda la tierra.
  • Epimeteo asume la tarea de distribuir a los hombres a lo largo de la tierra, mientras que Prometeo inspeccionará que lo haga.

Distribución de Epimeteo
  • Distribuyo a los más fuertes con poca rapidez, y a los más débiles con gran rapidez. A unos los desarmó y a otros los armó. A unos los hizo largos y a otros pequeños que además pudieran volar. Todo esto para que pudieran preservarse de la extinción.
  • También los protegió de las estaciones del clima, dándoles pieles para determinados climas y garras para defenderse de los depredadores. Al mismo tiempo, también les dio comidas para que pudieran subsistir. 
La ayuda de Prometeo
  • Epimeteo, quien no se había dado cuenta de su propia distribución, puso en frente de los animales brutos, a un hombre desnudo, desarmado y débil.
  • Al ver esto, Prometeo, quien quería evitar que se enfrentaran, robó las técnicas de Efesto y Atena, entre ellas el fuego.
  • Prometeo le dio a los hombres el fuego para que sobreviviera a los animales(4). Así, estos pudieron sobrellevar la vida, pero no la vida política o intelectual.
Juicio de Prometeo
  • Por robar el fuego a Efesto y Atenea, Prometeo fue enjuiciado por Zeus por culpa del torpe Epimeteo.
El don de Zeus
  • Debido a todos estos acontecimientos, Zeus otorgó al hombre el sentido de la vida. 
  • Los hombres en agradecimiento le construyen altares y ofrecen tributos a Zeus.
  • No obstante, los hombres al no tener ciudades ni hábitos de guerra, eran facilmente devastados por los animales salvajes. 
  • Para que los hombres pudieran sobrevivir, Zeus los reunió en ciudades para protegerse, pero la maldad siempre amenazaba con destruir las ciudades por dentro.
Hermes: el dios mensajero
  • Zeus temía que la raza se extinguiera. Entonces, envío al dios mensajero Hermes para distribuir justicia y reverencia a Zeus, y que consideraran la convivencia y al conciliación. 
  • Hermes pregunta a Zeus si la distribución de la justicia se debiera llevar a cabo como las artes (dándoles el don de cierta arte a unos y a otros no), pero Zeus responde que no, sino que a todos los ciudadanos. Quien no haga caso de la justicia de Zeus, simplemente morirá.
La virtud se puede enseñar

De ésta forma, Protágoras responde a la pregunta de Sócrates sobre si es posible enseñar la virtud. Claro, podemos inferir de la pregunta de Hermes que las artes fueron distribuidas a unos pocos y no a todos. En cambio, la justicia fue distribuida a todos por igual, y es por esto que todos son capaces de enseñar la virtud. 

Protágoras dice que un hombre que no es experto en tocar la lira y dice que si lo es, al tocarla todos se burlarán de él. Por otra parte, cuando un hombre que es deshonesto, se sincera y habla honestamente sobre lo deshonesto que es, inmediatamente quienes lo rodean lo consideran locura. Es por esto dice Protágoras que todos participan, aunque sea solo en un grado de la virtud.

Lo que se da por naturaleza

Otro argumento nace de que la gente generalmente no castiga o reprende al feo por ser feo, al contrario, sienten lástima por él porque es parte de su naturaleza el ser feo. 

Lo que se da por castigos

Por otro lado, es fácil demostrar que cuando un delincuente comete un delito, se le castiga para que no vuelva a delinquir. De hecho, la familia y los profesores tratan de enseñarle a los niños a no hacerlo desde pequeños.

Lo que se da por educación

La educación ha sido el elemento con el cual se enseña la virtud desde la más tierna infancia, incluso hasta la vejez. Padres y maestros son los encargados de dar educación a los hijos y estos por medio de ella aprenden lo que es la virtud.

La respuesta de Sócrates

Sócrates queda bastante sorprendido por la defensa que hizo Protágoras, pero aún siente que quedan cosas por discutir. 

Como Protágoras había hablado de justicia, de honestidad y de sabiduría, ¿Qué sería la virtud? ¿Sería un entero? ¿O se dividiría por partes? ¿Acaso sería la combinación de todas las cosas mencionadas anteriormente?

De manera muy fácil, Protágoras responde que todas esas cosas forman parte de la virtud, así como las partes de la cara (boca, ojos y nariz) son partes del rostro.

Protágoras añade que no es correcto que el hombre al tener solo una parte de la virtud, entonces llamaramos a este hombre virtuoso. También dice Protágoras que las partes de la virtud (como podrían ser la justicia, la sabiduría, la piedad y la valentía) son diferentes unas de otras, y que además, la sabiduría es la más noble de ellas.

La justicia y la piedad ¿se relacionan?

Las dudas de Sócrates comienzan con la naturaleza de la justicia, y luego ambos acuerdan que la naturaleza de la justicia es lo justo. Así, como también la naturaleza de la piedad es lo santo. Por lo tanto, la naturaleza de la piedad no sería la misma naturaleza de la justicia y viceversa. 

Sin embargo, la impiedad si estaría relacionada con la injusticia y la injusticia con la impiedad. ¿Cómo se puede decir esto, si Protágoras había afirmado que las partes de la virtud no podían estar relacionadas unas con otras?

Protágoras queda sin argumento y no puede defender su postura. Sócrates afirma que la justicia y la piedad son iguales (o por lo menos similares). Al no tener más explicación, Protágoras acepta la afirmación de Sócrates.

Los opuestos

Continuando con el diálogo, Sócrates quiere dejar en claro los opuestos de cada uno de los conceptos que forman parte de la virtud. Protágoras nos dice que solamente existe un opuesto para cada cosa, sin embargo, cuando se le pregunta el opuesto de cada parte de la virtud, el responde lo siguiente.
  • La sabiduría es opuesta a la locura.
  • La templanza es opuesta a la locura.
  • La rapidez es lo opuesta a la lentitud.
  • La fuerza es opuesta a la debilidad.
  • La hermosura es opuesta a la fealdad.
  • El bien es opuesto al mal.
  • El sonido agudo es opuesto al sonido grave.
Es evidente que Protágoras no ha sido consecuente con lo que ha afirmado previamente. Dijo que las partes de la virtud tenían un solo opuesto, y vemos en las dos primeras comparaciones que la sabiduría y la temperancia tienen como opuesta, la locura. 

¿A cual de las afirmaciones deberemos renunciar?
  1. Todo tiene solo un opuesto.
  2. Que la sabiduría es distinta de la templanza (si la sabiduría y la templanza tienen a la locura como opuesto, entonces serían similares).
El problema es que ninguna de estas puede asegurarse ya que no están en armonía. Entonces, para salir del problema, Sócrates con Protágoras aceptan que la templanza y la sabiduría son lo mismo, o por lo menos similares. 

El hombre injusto y la temperancia

¿Es posible que un hombre injusto sea a la vez templado? Pues Protágoras nos dice que sí puede serlo. Aclara también que la temperancia sería sensata incluso haciendo injusticia, si esta llegara a concretarse.

También reconoce que existe el bien y el mismo como conveniencia. De hecho, también llama a algunos bienes como inconvenientes y aún así los llamaría bienes

En efecto, existen cosas que son convenientes para para el hombre y otras que no, por ejemplo, un tipo de aceite puede ser malo para las plantas, pero muy bueno para los hombres. De aquí que lo que es conveniente para el hombre, puede ser perjudicial para los animales. El aceite sería conveniente para el hombre y perjudicial para un animal.

Después de que Protágoras terminó su argumento, Sócrates no logró entender del todo lo que dijo, y le pide que hablara de manera más pausada, a lo que Protágoras se rehúsa a hacer rotundamente. Sócrates, tal vez un poco enfadado, se levanta de su silla cuando Calias lo interrumpe y le ruega que no se vaya y mantenga la discusión. 

El acuerdo entre Sócrates y Protágoras

Calias le dice a Sócrates que no se vaya, pero Sócrates no puede continuar en el diálogo si Protágoras toma esa actitud. Calias le dice que es justo que cada uno hable como pueda, pero Alcibíades entra en la discusión para defender a Sócrates. 

Alcibíades alega que, a medida que la discusión va tomando favor por Sócrates, Protágoras comienza a hablar en ese ritmo (seguramente para que nadie pueda entender de qué se está hablando).   

Critias

Luego de Alcibíades, Critias interrumpe diciendo que no es bueno tomar parte de ninguno de los dos, así como Calias tomaba parte por Protágoras y Alcibíades por Sócrates. Critias recalca que en la discusión debe existir la mayor objetividad posible.

Pródico 

Pródico está de acuerdo con lo dicho por Critias, pero recordando que la objetividad o imparcialidad no es lo mismo que igualdad porque tarde o temprano la audiencia tendrá que apoyar a solo un de ellos. Finalmente, le pide a Sócrates y a Protágoras que no peleen y sigan con la interesante discusión.

Hipias

Hipias trata de tranquilizar a los dos contrincantes diciéndoles que cada uno adopte una postura de acuerdo y paz. Además, se pide que haya un arbitro que ayude en el diálogo, midiendo la rapidez y la duración de las palabras de Protágoras.

El árbitro

Todos alaban la propuesta de Hipias y le piden a Sócrates que elija a un árbitro. Sin embargo, esto no sería posible porque nadie en la audiencia es mejor que Protágoras o que Sócrates a la hora de juzgar un tipo de discurso. 

Entonces, a ésta proposición, Sócrates rehúsa hacerlo pero ofrece otra. Si Protágoras no está dispuesto a responder, puede preguntar. De ésta manera a Protágoras se le darán más beneficios en la conversación que a Sócrates. Finalmente todos serán árbitros de la conversación.


La poesía

Protágoras comienza su argumentación diciendo que la poesía es la parte principal de la educación. Todo hombre debiera ser instruido en el arte de la poesía y debiera conocerlo. Protágoras comienza con el análisis de la siguiente cita de Simónides:

''Es difícil llegar a ser realmente un hombre verdaderamente bueno. Equilibrado de pies, de manos y de mente, sin una falla''.

Sócrates conoce bien el poema de Simónides, Protágoras le pregunta si está bien compuesto y Sócrates le dice que lo está. Pero ¿qué pasa si analizamos el poema entero?

''No estoy de acuerdo con las palabras de Pítaco, aunque las palabras son las de un hombre sabio: Es difícil llegar a ser un hombre realmente digno''.

Por parte de Sócrates, no hay ningún problema al declarar que ésta frase es consistente, pero Protágoras dice que la inconsistencia está presente y es la siguiente:


  • ''Es difícil llegar a ser realmente un hombre verdaderamente bueno''.



  • ''Es difícil ser un hombre bueno''.

Sería inconsistente porque Primero dice que es dificil ser un hombre bueno, pero luego dice que no está de acuerdo con la cita de Pítaco que dice, según él, exactamente lo mismo. 

Después de que Protágoras terminó, todos lo aplaudieron y alabaron. Sócrates queda en aprietos diciendo sentirse como un boxeador(5) golpeado. Luego recuerda que Pródico era un amigo de Simónides y Sócrates le pide que salga en defensa de Simónides. Pródico acepta y empieza a conversar con Sócrates.

Lo difícil como el mal

Si nos fijamos bien, las dos frases tienen una diferencia en el verbo ser/estar porque la primera comienza con ''llegar a ser'' y la segunda ''ser''. De ahí se podría decir que Simónides no tenía inconsistencia con sus frases, ya que las dos significan cosas totalmente distintas y que no se relacionarían. Protágoras dice que en le pensamiento de Sócrates existe un terrible error y comienza a explicarlo. También lo decía Hesíodo:

''Porque delante de la virtud colocaron los dioses el sudor. Pero cuando uno llega a la cumbre de ésta, después es más fácil retenerla, por difícil que sea''.  

Protágoras nos dice que Sócrates ha cometido un error, ya que el poeta jamás podría considerar que la virtud pueda ser fácilmente retenida. 

Sócrates dice que Protágoras no ha entendido del todo la palabra ''difícil''. De hecho, cuando se le pregunta a Pródico ¿A qué se refería Simónides con la palabra difícil? Éste contesta que se refería al ''mal''. 

Así se comprende que Simónides culpa a Pítaco de decir que ''Es difícil (malo) ser un hombre bueno''.  Pródico nos dice que quizás se equivocó al culpar a Pródico, pero Protágoras dice que a lo que se refería con difícil es a que es no es fácil ser bueno.

Para rebatir todo esto, Sócrates comienza a relatar como era la filosofía antigua en las ciudad de Lacedemonia. Los Lacedemonios ocultaban su saber para que nadie pudiera saber cuán sabios eran ellos. Sin embargo, cuando se conversaba con uno de los menos instruidos lacedemonios, inmediatamente se notaba la sabiduría que poco a poco afloraba en la conversación con uno de ellos. Ahí circulaba la frase ''Es difícil ser bueno'', la cual Simónides quería superar para ser más famoso entre sus contemporáneos; por lo tanto, se puede inferir que la intención de Simónides era dañar a Pítaco. 

Por lo demás, Si Pítaco y Simónides estuvieran discutiendo sus frases, Simónides le diría a Pítaco que lo más difícil no es ''ser bueno'' sino que ''llegar a ser bueno''. Por otro lado, es solo debido a las circunstancias que el hombre se vuelve bueno o malo. Un autor desconocido decía:

''Los buenos con a veces buenos y a veces malos''

Sócrates afirma que los malos no se convierten en malos, sino que siempre son malos. Pítaco como vimos asegura que es difícil ser bueno, pero lo realmente difícil es llegar a ser bueno porque ser bueno sería imposible 

Pero, ¿Qué hace que los hombres se vuelvan buenos en escribir cartas, en carpintería o en medicina? Evidentemente, el estudio de cada disciplina. No obstante, el bueno siempre se vuelve malo, por las circunstancias en las que se vea envuelto. El hombre siempre es malo, pero hay posibilidades para que se vuelva bueno como también vuelva a ser malo. 

Sócrates agrega otro extracto de lo que dice Simónides a Pítaco:

''Más elogio y aprecio a cualquiera que no hace voluntariamente nada vergonzoso; contra la necesidad ni siquiera los dioses combate''

Es importante destacar aquí la idea de que el mal solo es ocasionado por medio de la ignorancia. Que el hombre no cometa mal voluntariamente es un aspecto que vimos en el libro Gorgias (o de la retórica) y también en el Libro IX de Las Leyes donde se ve con un poco más de profundidad.  

¿La virtud es parte o es todo?

Tras el largo silencio de Protágoras, Sócrates le pide volver al tema que habían acordado antes. Si las partes de la virtud son totalmente diferentes una de otra, o tienen algo en común. ¿Sería la sabiduría, la sensatez, el valor, la justicia y la piedad, cinco nombres para una misma cosa (la virtud en este caso)?

Protágoras dice que la sensatez, el valor, la justicia y la piedad son partes de la virtud, más no la valentía. El sofista nos dice que, en efecto, ha conocido personas que son ignorantes, injustas, impiadosas, insensata, y sin embargo, son valientes.

Sócrates le pregunta si considera que un hombre valiente es intrépido y si considera a la virtud algo hermoso. Protágoras contesta afirmativamente a todo eso. Además se afirma que quien tiene confianza en sí mismo, es porque tiene el conocimiento de dichas habilidades. Sin embargo, también hay personas que son ignorantes en estas habilidades, pero aún así tienen confianza. Estas personas según Protágoras no serían valientes, sino más bien locos.

Afirmaciones de Protágoras:


  • El valiente es intrépido.
  • La virtud es buena como un todo.
  • Quien tiene confianza tiene es porque tiene conocimiento.
  • El ignorante puede tener confianza, aunque no tenga conocimiento.
  • Quien tiene confianza en sí mismo siendo un ignorante, es un loco.

A esto, Sócrates responde que quien es ignorante y con confianza, es un loco. Así como el hombre más sabio que tiene confianza en sí mismo, también es el más valiente; por lo tanto, ser valiente también sería ser sabio.

Protágoras inmediatamente dice que existe un error en lo que se plantea. No es lo mismo decir que todos los valientes tienen confianza, que todos los que tienen confianza son valientes. Protágoras en el último caso hubiera respondido que no todos ellos.
Añade además que si el valiente superara al ignorante en confianza, al mismo tiempo estaría diciendo que el valiente es sabio (puesto que supera al ignorante) y así decir que la sabiduría y la valentía son lo mismo dándole la razón a Sócrates. 

Lo mismo pasaría si Sócrates le preguntara si los fuertes son potentes. Claro, si los fuertes aprendieran a ser potentes, también serían sabios porque superarían a los que no lo son. Pero Protágoras no admite esto diciendo que no es lo mismo decir los potentes son fuertes, que los fuertes son potentes(6).

El bien como placer y el mal como dolor

Pareciera ser que el tema cambia radicalmente. Esto ha sido discutido muchas veces ¿Quedó Sócrates sin argumentos para responder a Protágoras? Todo indica que podría ser así.

Sócrates es quien pregunta nuevamente. Protágoras nos afirma a través de las preguntas de Sócrates que un hombre que vive bien, no vive adolorido ni afligido. Se resuelve así, que vivir a gusto es bueno y con dolor malo; además, Protágoras nos dice que esto podrá ser viable siempre que se haga gozando de las cosas buenas. 

Esta vez, Sócrates trata de categorizar los tipos de bienes, es decir, las cosas son buenas porque son placenteras y las cosas son malas porque son dolorosas. Protágoras no está muy convencido de esta afirmación, puesto que cree que hay algunas cosas buenas que son dolorosas y cosas malas que son placenteras.

''Ser dominado por los placeres''

Esta frase ha durado hasta estos tiempos, y muchos de nosotros creemos que algunas veces somos dominados por los placeres. Sócrates trata de refutar esta frase diciendo que llamamos buenos a los placeres, siempre y cuando estos tengan un buen fin. En cambio, las cosas malas son dolorosas porque terminan con malas consecuencias. 

Para entender esto, la idea no es ver el placer inmediato. Por ejemplo, nosotros podemos decir que un medicamento tiene mal sabor la probarlo inmediatamente, pero el fin del medicamento es que el cuerpo este saludable. Entonces, así como las cosas buenas, el medicamento si bien nos produce disgusto al principio, su fin es evitar el dolor. Y evitar el dolor significaría adquirir placer. 

Así, sería absurdo afirmar que el hombre sabiendo que se va a ser un mal, lo haga. Sería absurdo decir que siendo dominado por los placeres, cometió algo que le produce dolor siendo que los placeres no producen dolor. Además, habíamos dicho ya anteriormente, que el hombre no comete mal voluntariamente.


Los valientes y los cobardes

Pareciera ser que vuelven al tema de la valentía, pero no del todo. Sócrates le dice a Protágoras si afirma que los valientes son audaces. Éste dice que si, pero no con las mismas bases de los cobardes. Por ejemplo, los valientes van donde está el peligro y los cobardes donde hay seguridad

Sin embargo, nadie puede ser subyugado a lo que es temible, ya que ser dominado es ignorancia. Pero existe otro ''pero''. Los valientes y los cobardes se dirigen a las mismas cosas en las que creen confiar. Protágoras no parece de acuerdo con esto porque el valiente siempre querrá ir a la guerra mientras que el cobarde no querrá. 

¿Es honorable o vergonzoso ir a al guerra? Protágoras dice que es honorable, y si es honorable entonces es bueno y además placentero. 

Afirmaciones de Protágoras:
  • La guerra es honorable.
  • Si es honorable es buena y placentera.

No obstante, los cobardes son reticentes a asistir a ella, lo cual sería imposible según el razonamiento anterior porque los ignorantes no querrán evitar el bien. Por otro lado, los valientes si quieren el placer y además tiene confianza. 

Sócrates sigue ahondando un poco más, y con Protágoras llegan a decir que la cobardía consta de ignorar lo que es y no es peligroso. Naturalmente, la sabiduría constaría en saber que es lo y que no es peligroso. Finalmente, Sócrates pregunta si la valentía sería saber las cosas que son y no son peligrosas. Sin embargo, Protágoras no responde y se queda en silencio... Luego de un rato, Protágoras le dice:


''Termina tú el argumento''

¿Por qué? Pues si Protágoras afirma que la valentía es saber las cosas que son y no son peligrosas, estaría también afirmando que la valentía y la sabiduría son cosas semejantes. Y como sabemos desde el principio, Protágoras dijo que las partes de la virtud no son semejantes.

Finalmente, no pueden resolver el problema de si puede ser enseñada la virtud, y ambos dialogantes agradecen haber tenido la conversación y se demuestran mutua admiración.

Conclusión

Me quedé atónito al ver que Sócrates fue ciertamente derrotado ante el gran argumento de Protágoras sobre los hombres fuertes y potentes. El cambio de tema es notorio por parte del filósofo. Sin embargo, me pareció un diálogo ameno entre los dos, sobre todo la parte final donde se dan una muy cordial despedida. Aquí seguiremos con el tema de la virtud en otro libro llamado Menón.

viernes, 19 de junio de 2015

Platón - Menéxeno (o del discurso funebre).

Más que un libro estrictamente filosófico, Menéxeno es un libro de ejercicio retórico, el cual gira en torno a la imagen de Tucídides y la oración que hubo en su funeral. La autenticidad de este texto ha sido debatida por muchos expertos, pero una de las conclusiones que más me gusta, es que sea auténtico o no, en esencia es definitivamente un diálogo platónico. Derivando el conocimiento a otras personas o en ultima instancia a la divinidad, Sócrates aplica la dialéctica para que sus interlocutores consigan llegar a la verdad.

Referencias:

(1) Arquino: Político de la Antigua Grecia que colaboró con la integración de la democracia en Atenas en 395 a. C.

(2) Aspasia: Compañera y pareja de Pericles. Conocida por ser oradora según Sócrates. 


Menéxeno

Personajes:

- Sócrates 
- Menéxeno

El funeral público

Sócrates se encuentra con Menéxeno quien estaba en el Agora, específicamente en la cámara del consejo, donde se elegiría a alguien para hablar sobre la muerte. Esto a causa de que se llevará a cabo un funeral público.

Menéxeno dice a Sócrates que aún no se ha llegado a una decisión de quién será capaz de pronunciar tal discurso, pero Menéxeno cree que posiblemente puede ser Arquino(1) o Dion. 

Los oradores

Ciertamente dice Sócrates, los oradores en los discursos fúnebres deleitan a sus espectadores. Los encantan con bellas palabras incluso haciéndolos sentir mejor de como habían llegado. Realmente es muy bueno el trabajo que ejercen los oradores. 

Sin embargo, Sócrates al decir que aprecia el arte de ellos, en realidad lo que está haciendo es una burla. No cree en realidad que sean grandes oradores sino que más bien, entregan un placer temporal a quienes los escuchan. Y como ya sabemos, en Sócrates la apariencia es algo que dura hasta cierto punto, es temporal y no esencial. Esa es la razón del por qué Sócrates hace una burla a los oradores

Menéxeno dice que quien sea elegido quizás no pueda decir mucho debido a que la noticia es muy reciente. Prácticamente tendría que improvisar en público. No obstante, Sócrates le dice que eso no sería problema para un orador quien constantemente debe dar discursos en Atenas. En palabras de Sócrates ''puede alabar a los Atenienses tanto como a los Peloponesios''. 

Entonces, Menéxeno le dice que por qué no va él mismo a dar el discurso fúnebre. Sócrates le dice que él sería capaz de hacerlo gracias a que tiene por maestra a una excelente retórica, Aspasia(2). Pero Sócrates añade que no es necesario tener grandes maestros para pronunciar un discurso, incluso, el hombre más inferior podría hacerlo sin ningún problema.


Aspasia y su discurso

Al terminar esto, Menéxeno pregunta a Sócrates que hubiera dicho él en el discurso fúnebre. Éste dice que probablemente nada que provenga del él mismo, pero sí de Aspasia quien ya había oído la noticia del discurso fúnebre y estaba preparándolo para el momento. 

En verdad, el discurso de Aspasia está construido sobre la base de un discurso fúnebre pronunciado por Pericles. 

*Las palabras marcadas en color corresponden a las similitudes en el discurso de Tucídides.


Discurso de Aspasia

''Por lo que toca a los actos, estos hombres han recibido de nosotros las atenciones que se les debían y, tras recibirlas, emprenden el camino fijado por el destino, acompañados públicamente por la ciudad y privadamente por sus familiares. En lo que concierne a la palabra, la ley ordena tributar a estos hombres el postrer homenaje, y ello es un deber. Porque con un discurso bellamente expuesto sobreviene el recuerdo de las acciones gloriosamente efectuadas y el homenaje para sus autores de parte de los que las escuchan. Se requiere, pues, un discurso tal que ensalce cumplidamente a los muertos y exhorte con benignidad a los vivos, recomendando a los descendientes y hermanos que imiten la virtud de estos hombres, y dando ánimos a los padres, las madres, y a los ascendientes más lejanos que aún queden. ¿Qué discurso se nos revelaría como tal? ¿Por dónde daríamos comienzo correctamente al elogio de unos hombres valientes, que en vida alegraban a los suyos con su virtud y que han aceptado la muerte a cambio de la salvación de los vivos?

Creo que es preciso hacer su elogio según el orden natural en que han sido valientes. Valientes lo fueron por haber nacido de valientes. Elogiemos, pues, en primer lugar, su nobleza de nacimiento y, en segundo lugar, su crianza y educación. Después de esto, mostremos cuán bella y digna de ellas fue la ejecución de sus acciones. Primer fundamento de su noble linaje es la procedencia de sus antepasados, que no era foránea ni hacía de sus descendientes unos metecos en el país al que habían venido desde otro lugar, sino que eran autóctonos y habitaban y vivían realmente en una patria, criados no como los otros por una madrastra, sino por la tierra madre en la que habitaban, y ahora, después de muertos, yacen en los lugares familiares de la que los dio a luz, los crió y los acogió. Por tanto, lo más justo es tributar, en primer lugar, un homenaje a la madre misma, porque de esta forma resulta enaltecida, además, su nobleza de nacimiento.

Nuestro país es digno de ser alabado por todos los hombres y no sólo por nosotros, por muchas y diversas razones, la primera y principal porque resulta ser amado de los dioses. Da fe de esta opinión nuestra la disputa y el juicio de los dioses que por él rivalizaron entre sí. Si los dioses lo han elogiado, ¿cómo no va a ser justo que lo elogien todos los hombres? Se le debería en justicia otro elogio. Que en aquel tiempo en que toda la tierra producía y hacía crecer animales de toda especie, salvajes y domésticos, entonces la nuestra se mostró estéril y limpia de bestias salvajes y de entre los seres vivos escogió para sí y procreó al hombre, el cual sobresale entre los demás seres por su inteligencia y es el único en reconocer una justicia y unos dioses. Una prueba importante de mi argumento de que esta tierra engendró a nuestros antepasados y a los de estos hombres es que todo ser vivo procreador tiene el alimento apropiado para su cría, y en esto se distingue claramente la mujer que realmente es madre de la que no lo es, pero lo finge, si no lleva consigo las fuentes del alimento para el recién nacido. Pues bien, nuestra tierra y, al propio tiempo, madre nos da una prueba convincente de que ha engendrado hombres: sólo ella en aquel tiempo produjo, la primera, un alimento idóneo para el hombre, el fruto del trigo y la cebada, con el cual se alimenta el género humano de la manera mejor y más bella, por haber engendrado en realidad ella misma este ser. Y este tipo de pruebas conviene admitirlas más para la tierra que para la mujer: no ha imitado, en efecto, la tierra a la mujer en la gestación y en el alumbramiento, sino la mujer a la tierra. Y no ha reservado celosamente para sí este fruto, sino que lo ha distribuido también a los demás. Después de esto, ha suscitado para sus hijos el nacimiento del aceite, auxilio contra las fatigas. Y después de haberlos criado y haberlos hecho crecer hasta la juventud, ha introducido como sus gobernantes y educadores a los dioses, cuyos nombres que ya conocemos conviene omitir en una ocasión como ésta. Ellos han organizado nuestra vida de cara a la existencia cotidiana, al habernos educado, los primeros, en las artes y habernos enseñado la adquisición y el manejo de las armas para la defensa de nuestro país.
Nacidos y educados de esta forma, los antepasados de estos muertos vivían según el régimen político que habían organizado, el cual es oportuno recordar brevemente. Por que un régimen político es alimento de los hombres: de los hombres buenos, si es bueno, y de los malos, si es lo contrario. Es necesario, por tanto, demostrar que nuestros padres han sido criados bajo una buena forma de gobierno, merced a la cual también ellos fueron virtuosos como lo son los hombres de hoy, entre los cuales se hallan estos muertos aquí presentes. Pues estaba vigente entonces, como ahora, el mismo sistema político, el gobierno de los mejores, que actualmente nos rige y que desde aquella época se ha mantenido la mayor parte del tiempo. Unos lo llaman gobierno del pueblo, otros le dan otro nombre, según les place, pero es, en realidad, un gobierno de selección con la aprobación de la mayoría. Porque reyes siempre tenemos; unas veces lo son por su linaje, otras veces por elección. Pero el poder de la ciudad corresponde en su mayor parte a la mayoría, que concede las magistraturas y la autoridad a quienes parecen ser en cada caso los mejores. Y nadie es excluido por su endeblez física, por ser pobre o de padres desconocidos, ni tampoco recibe honra por los atributos contrarios, como en otras ciudades. Sólo existe una norma: el que ha parecido sensato u honesto detenta la autoridad y los cargos. La causa de este sistema político nuestro es la igualdad de nacimiento. Porque otras ciudades están integradas por hombres de toda condición y de procedencia desigual, de suerte que son también desiguales sus formas de gobierno, tiranías y oligarquías. En ellas viven unos pocos considerando a los demás como esclavos y la mayor parte teniendo a éstos por amos. Nosotros, en cambio, y nuestros hermanos, nacidos todos de una sola madre, no nos consideramos esclavos ni amos los unos de los otros, sino que la igualdad de nacimiento según naturaleza nos obliga a buscar una igualdad política de acuerdo con la ley y a no hacernos concesiones los unos a los otros por ningún otro motivo que por la estimación de la virtud y de la sensatez.

De aquí que, criados en plena libertad los padres de estos muertos, que son también los nuestros, y estos muertos mismos, de noble cuna, además hayan mostrado a todos los hombres muchas acciones bellas, privada y públicamente, convencidos de que era preciso combatir por la libertad contra los griegos en favor de los griegos y contra los bárbaros en favor de todos los griegos. Cómo rechazaron a Eumolpo y a las Amazonas y a otros aún antes que a ellos, que habían invadido el país, y cómo defendieron a los argivos contra los cadmeos y a los heráclidas contra los argivos, él tiempo es corto para contarlo dignamente. Además, los poetas ya lo han dado a conocer a todos, celebrando en sus cantos magníficamente su virtud. Si, por tanto, nosotros intentáramos celebrar las mismas hazañas en prosa, quizás pareceríamos inferiores. Por estas razones creo que pasar por alto estas gestas, pues ya tienen también su estimación. En cambio, creo que debo recordar aquellas otras, de las cuales ningún poeta ha obtenido una fama digna de temas tan dignos y que aún están en el olvido, haciendo su elogio y facilitando a otros el camino para que las introduzcan en sus cantos y en otros tipos de poesía de una manera digna de los que las han llevado a cabo. De las hazañas a que me refiero, he aquí las primeras: a los persas, que eran dueños de Asia y se disponían a someter a Europa, los detuvieron los hijos de esta tierra, nuestros padres, a quienes es justo y necesario que recordemos en primer lugar para enaltecer su valor. Si se quiere hacer un buen elogio, es preciso observar ese valor trasladándose por la palabra a aquella época, en que toda Asia estaba sometida, ya por tercera vez, a un rey. El primero de ellos, Ciro, tras conceder la libertad a los persas, sometió con la misma soberbia a sus propios conciudadanos y a los medas, sus señores, y puso bajo su mando el resto de Asia hasta Egipto; su hijo puso bajo el suyo Egipto y Libia, hasta donde le fue posible penetrar. El tercero, Darío, fijó por tierra los límites de su imperio hasta los escitas. Dominaba con sus naves el mar y las islas, de modo que nadie se atrevía a enfrentarse con él, y las opiniones de todos los hombres se hallaban sometidas a esclavitud: ¡tan numerosos y grandes y belicosos eran los pueblos que el poderío persa había subyugado!  

Miremos atentamente algunos fragmentos de Tucídides y nos daremos cuenta de la relación que hay entre ambos:

Fragmento del discurso de Tucídides:

''En mi opinión, sin embargo, sería suficiente que a hombres cuyo valor se ha manifestado en actos también se les tributaran los honores mediante actos, tal como hoy mismo estáis presenciando en estos funerales dispuestos por el Estado''. 

''Y quien ha hecho el favor está en mejores condiciones para conservar vivo, mediante muestras de benevolencia hacia aquel a quien concedió el favor, el agradecimiento que se le debe''.


''Ellos habitaron siempre esta tierra y, en el sucederse de las generaciones, nos la han transmitido libre hasta nuestros días gracias a su valor. Y si ellos son dignos de elogio, todavía lo son más nuestros padres, pues al legado que habían recibido consiguieron añadir, no sin esfuerzo, el imperio que poseemos, dejándonos así a nuestra generación una herencia incrementada''.

''Ellos habitaron siempre esta tierra y, en el sucederse de las generaciones, nos la han transmitido libre hasta nuestros días gracias a su valor''. 

''Explicaré, en cambio, antes de pasar al elogio de nuestros muertos, qué principios nos condujeron a esta situación de poder, y con qué régimen político y gracias a qué modos de comportamiento este poder se ha hecho grande. Considero que en este momento no será inadecuado hablar de este asunto, y que es conveniente que toda esta muchedumbre de ciudadanos y extranjeros lo escuche. Tenemos un régimen político que no emula las leyes de otros pueblos, y más que imitadores de los demás, somos un modelo a seguir''

''y tampoco nadie, en razón de su pobreza, encuentra obstáculos debido a la oscuridad de su condición social si está en condiciones de prestar un servicio a la ciudad''. 

Finalmente, los dos dialogantes concuerdan en que el discurso de Aspasia es muy raro y ambos se van.


Conclusión

Sin duda, uno de los libros más controversiales en cuanto a la legitimidad. Como podemos ver, no existe nada filosófico en este diálogo, salvo la exposición del discurso de Aspasia. Pudimos saber un poco más de la opinión que tenía Sócrates de los oradores, aunque a decir verdad, las pistas a las podemos encontrar en otros libros. Finalmente, una rareza entre la gran obra de Platón que nos hará pensar sobre lo importante de la apariencia en un discurso.

jueves, 4 de junio de 2015

Plato - Charmides (English edition).


Sophrosyne, an ancient Greek word that means ''temperance''. This book is accurate to continue with the previous dialog ''Laches or bravery'' because it is necessary to have temperance before and after to do an achievement. It is another dialog where Socrates and his interlocutors do not reach an appropriate definition and, therefore, it is up to the reader what can the discussed definition mean; in this case, temperance.

Charmides

Characters:

- Charmides
- Critias
- Chaerephon
- Socrates

Arriving from the battle of Potidea

Socrates had been part of the army in the battle of Potidaea. Once it was finished, he went to Taureas where Chaerephon was waiting for. 

Chaerephon wanted to know all things about the battle where Socrates had taken part, however, the news were not encouraging. As people who did not go to the battle imagined, many compatriots had died. 

Openly, Chaerephon asks Socrates for giving more details about the battle and he immediately take him to where Critias was and some other who wanted to hear what happened in Potidea.

Charmides


Before to start, Socrates asks what have happened in the city, if there is someone more beautiful, or if there is someone wiser. Chaerephon tells him that Charmides is considered the most handsome  man in the city. 

Many people say that he is one of the most handsome men not only in appearance but also in mind. He also was considered both philosopher and poet. Socrates was shocked and he would like to know him.

The soul doctor

Critias immediately calls a slave who calls Charmides in order to say him that they had a doctor for his headache. Chaerephon asks Socrates impersonates as a doctor in order to talk to Charmides.

Charmides feels curiosity that Socrates has the medicine for his headache. He tells him that medicine is composed of a leaf and a charm. They need each other because otherwise, they will not work.

Socrates learned about this medicine from Zalmoxis's Thracian doctors. What they said is in order to cure eyes, they have to cure the head first; and before to cure the head, they have to cure the body; and before to cure the body, they have to cure the soul.

In this sense, it is impossible that a body can be cured without check out the soul. The soul is responsible in two things: sickness and health of a body. Soul, says Socrates, only can be cured through ''charms''which are defined as beautiful words. Thereby, the body reaches temperance.

In addition, Critias tells Socrates that Charmides is the man who has more temperance. Socrates agrees and then he mentions the Charmides's offspring praising for his lineage. However, Socrates asks him if he already know all about temperance, or rather they need to know something about it.

Charmides says, Critias, he is not telling the truth because actually, neither Charmides knows if he is temperate. That is why Socrates asks him to investigate if he has temperance or not. 


Temperance

Charmides's first definition

If Charmides has temperance, then he probably has an opinion about it, said Socrates. From the beginning, he shows himself reluctant, but finally he made the following definition:

''I think it is a sort of quietness''

Socrates tells him he is not all wrong because many people who is quiet people call him/her ''temperance''. Now, you want to write a letter Is it better to do it fast or slow? Charmides answers that it is better to do it fast than slow.

Temperance in body

Same thing happens to lira playing, wrestling, boxing, jumping and running. If these activities are done rapidly, they will be more effective than doing them slowly. 

Taking into account these reasons, it seems to be activities that are related to body must be faster than quiet and slow. So, Where is temperance? Although temperance seems to be admirable, it is not good for a body.

Temperance in soul

Would not it be better to learn something easily or hardly? Obviously, it would be better to learn easily, and easiness necessarily implies speed, that means, to learn rapidly. Same thing happens when a person must learn something. Even in memory, it is better to recall something rapidly than slowly. 


It seems to be that shrewdness is better for the soul than quietness. If it is faster, it will be better for soul and body.

Charmides's second definition

Charmides states the following definition:

''Well, temperance seems to me to make people ashamed and bashful and so I think modesty must be what temperance really is''.

Socrates reminds Charmides that temperance besides to be admirable is good, useful and productive. In addition, Socrates reminds him an extract from Iliad where Homer says: ''Temperance is not good for a needy man''. That is why modesty cannot be connected to temperance.

Charmides's third definition

Charmides tries another definition, this time, one that he has listened somewhere. 


''To mind our own business''

Socrates feels sorry for Charmides because of listening to that. For example, a temperance teacher teaches to his students not only to write his name but also the other one's. A government that is temperate cares about all its citizens. Therefore, temperance cannot be to mind our own business.

Critias's discussion

Once this refutation was finished, Socrates wanted to know who had given that definition to Charmides. He asked if Critias had done it, but Critias denied such accusation, but the Charmides's incriminating look seems to blame him.

Then, if temperance is not to mind our own business, Is it who minds about other business? Critias said that that would be the conclusion taking into account refutation of the previous definition.

Difference between ''to do'' and ''to work''

Socrates asks Critias if ''to do'' and ''to work'' are the same thing. Critias told him that is not the same.

According to Critias, ''to do'' can be shameful if it is not accompanied by something admirable; in contrast, ''to work'' will always be good and useful. This argument is based on what Hesiod says in his work ''works and days''. Critias tell us that when Hesiod talked about that, he referred to individual work and not collective work.

So that, everything that is related to activity and ''to mind our own business'', Critias will call temperance.

Critias's second definition

Now we have another definition by Critias:


''I define temperance as the occupation of good works''

Occupation of good things means people who cares about their own businesses. However, Socrates discusses a new argument.


  • Doctors who cures people makes a good action; therefore, he would be a temperance person and at the same time he is doing something good for others.
In this way, Critias's argument would be refuted and he accepts it. Immediately, Critias tells Socrates to propose a definition.

Socrates's definition 

Socrates gives a new definition:


''Surely, it must be a science and a science of something''
Critias insists adding that temperance is science of the one risking the previous mistake about doctors. 

Nevertheless, Critias points out that this kind of art (medicine) is not very similar to other arts as calculation. When Socrates heard this, he starts to give examples with calculation.


  • Within calculation, there are even and odd numbers, but they are different from the calculation science. So, as temperance is a science, it must produce something different from itself. 
Despite that, Critias interrupts saying that other science can produce things different from itself, but temperance is the only one that cannot produce something by itself. Hence, Critias insists that temperance is the science of the one. 

Temperance and science


Socrates and Critias agree that temperance can be both science and ''no knowledge'' or ''non-science ''. Thus, the person with temperance knows what he knows and also knows what he does not know.



However, Socrates warned, this reasoning may lead to an aporia. Is it possible that science is not a science at the same time? That means, is it possible that desire does not belong to any pleasure but to itself and other desires? It would be totally absurd to talk this way.


Vision for example, is not object itself, is the object of things that are colored, moreover, it would be useless for vision saw itself. The vision can not apply its powers to itself, and science can not either.

Difficulties in defining

As they cannot reach a definitive conclusion, Socrates proposes to analyze the problem from the beginning.

It was said to have temperance and self-knowledge meant knowing and not knowing. Critias always agreed with that definition because it considers that if a man knows himself, this man will be aware of himself.

Socrates replies that that is not the point, the point is How science can know about itself can know if it being science it is not necessary to examine itself? For example. Health is known because of medicine, harmony because of music and the building because of architecture. Music can not know itself unless it is through harmony. And none of these things can be known by means of temperance.

In addition, the man who has temperance can never know medicine or architecture, as temperance is only dedicated to self-knowledge (as we said in the last definition). What use would have temperance? Socrates is trying to give a definition declared that temperance is ''knowledge of knowledge'' is likely to serve not to be deceived by false medical or men who has a false profession. But if this were so, why is medicine or architecture? Is it better to have temperance than to be doctor or to know that art?

So unfortunately it does not come to a satisfactory solution or definition.

Conclusion

Another youth dialogue where the definition is unfortunately not reached by Socrates and his interlocutors. What impressed me was the incredible amount of definitions that were given this time compared to Laques where there were only a few. In fact I think that I would take any of them without looking at the argument of Socrates. Finally, I think it is a book that teaches us much about the dialectical method to find solutions to any research.

Platón - Cármides (o de la templanza).


Sophrosyne, palabra que en el griego antiguo significa ''templanza''. Este libro es preciso para continuar el diálogo anterior ''Laques o de la valentía'', ya que es necesario tener templanza antes y después de realizar una hazaña. Este es otro diálogo donde Sócrates y sus interlocutores no llegan a una definición apropiada y por lo tanto, queda a juicio del lector qué es lo que podría ser el concepto discutido; en este caso, la templanza.

Referencias:

(1) Ciudad de Grecia ubicada en la isla calcidica.
(2) Dios de la tribu Tracia.
(3) Es decir, que se ''ocupa de sus propios asuntos''.
Cármides

Personajes:

  • Cármides
  • Critias
  • Querefonte
  • Sócrates

Llegando de la batalla de Potidea(1) 

Sócrates había sido parte del ejercito en la batalla de Potidea. Una vez acabada, se dirigió a Táureas y donde lo esperaba su amigo Querefonte. 

Este quería saber todo sobre la batalla en la que Sócrates había estado, sin embargo, las noticias no eran alentadoras. Tal como lo habían imaginado quienes no fueron a la batalla, habían muerto muchos compatriotas. 

Querefonte, sin querer esperar, le dice a Sócrates que le de más detalles de la batalla e inmediatamente lo lleva donde está Critias y algunos otros que quieren escuchar lo que pasó en Potidea. 

Cármides

Antes de comenzar, Sócrates pregunta que ha pasado en la ciudad, si hay alguien más sabio, o si hay alguien más bello. Querefonte le dice que sí hay un joven que es considerado uno de los más apuestos en la ciudad. Su nombre es Cármides. 

Se decía que era uno de los más bellos y no solo en apariencia sino también en mente. Este era considerado tanto filósofo como poeta. Sócrates queda asombrado y pide inmediatamente hablar con este. 

El doctor del alma

Critias manda a llamar inmediatamente a Cármides diciéndole al esclavo que le diga que sólo quiere que vaya por un tema médico (Cármides sufría de un dolor de cabeza). Querefonte además pide a Sócrates hacerse pasar por médico para hablar con Cármides.

Cármides siente curiosidad de que Sócrates tenga el remedio para su dolor de cabeza. Sócrates le dice que el remedio consta de una hoja y un encanto; si el encanto no se hace con la hoja, la curación sería inútil

Esta curación, según Sócrates, la aprendió de los doctores tracios de Zalmoxis(2). Lo que le decía es que antes de curar los ojos había que preocuparse de la cabeza, y antes de preocuparse de la cabeza había que preocuparse de del cuerpo, y antes del cuerpo del alma.

De esta manera, es imposible que el cuerpo pueda curarse sin una inspección sobre el alma. El alma es responsable de dos cosas: de la enfermedad del cuerpo y de su salud. El alma, dice Sócrates, solo puede ser curada a través de ''encantamientos'' los cuales define serían palabras hermosas. De esta manera, el cuerpo alcanza la templanza y se puede proceder a la curación.

A pesar de todo, Critias dice a Sócrates que Cármides es uno de los ciudadanos que más templanza tiene. Sócrates está de acuerdo y luego menciona toda la ascendencia de Cármides alabándolo por su linaje. Pero Sócrates pregunta a Cármides si es verdad que el no necesita ninguna enseñanza sobre la templanza o si más bien necesita un poco de esta. 

Cármides dice que Critias no está diciendo la verdad porque en realidad, ni el mismo Cármides sabe si tiene templanza o no. Es por esto que Sócrates le pide que se investigue sobre la templanza para ver si realmente la tiene. 


La templanza


Primera definición de Cármides

Si Cármides tiene templanza, entonces es probable que tenga alguna opinión sobre ella, dice Sócrates. Desde el principio se mostró reticente a responder, pero finalmente lo hizo con la siguiente definición:
''Creo que es algo así como la tranquilidad''

Sócrates le dice que no está del todo mal, puesto que a mucha gente que es tranquila se le dice ''templada''. Ahora, cuando se escribe una carta ¿es mejor hacerlo rápido o tranquilo? pregunta Sócrates. Cármides responde que rápido al igual que leer, también se debe hacer rápido.

La templanza en el cuerpo

Lo mismo pasa con la ejecución de la lira, las luchas, el boxeo, saltar y correr. Si estas prácticas se ven rápidas, son mucho más efectivas que haciéndolas lenta y tranquilamente. 

Al ver todas estas razones, pareciera ser que las actividades que están relacionadas con el cuerpo deben ser rápidas más que tranquilas y lentas. ¿Donde queda entonces la templanza? La templanza es realmente admirable, pero no para el cuerpo. 

La templanza en el alma

¿Será mejor aprender algo de manera fácil o con dificultad? Obviamente siempre será mejor que sea fácil, pero la facilidad significa al mismo tiempo velocidad, es decir, que se aprenda rápidamente. Lo mismo pasaría cuando se le enseña a una persona; es mucho mejor enseñar rápido que lenta y tranquilamenteCuando se intenta evocar un recuerdo siempre será mucho mejor hacerlo rápido que lento

Pareciera ser que la astucia es mejor para el alma que la quietud. Mientras más rápido sea, mucho mejor para el alma y para el cuerpo.

Por lo tanto, la templanza pareciera no ser la tranquilidad y la lentitud sino todo lo contrario. 

Segunda definición de Cármides

Cármides declara la siguiente definición:
''Bueno, la templanza parece hacer a la gente más tímida y vergonzosa y creo que la modestia debe ser lo que significa la templanza''

Sócrates recuerda a Cármides que la templanza además de ser admirable es buena, útil y productiva.  Además, le recuerda un pasaje de la Odisea de Homero donde dice ''La modestia no es buena para el hombre necesitado''.  Por eso, la modestia no estaría vinculada a la templanza. 

Tercera definición de Cármides

Cármides intenta una nueva definición, esta vez, una que escuchó por algún lado:
''Ocuparse de sus propios asuntos''

Sócrates compadece a Cármides de haber escuchado eso porque ¿Acaso un maestro templado enseña solamente a escribir el nombre de su alumno, o también el de otros?, ¿Acaso un gobierno que es templado no gobierna para sus ciudadanos? De esta manera, la templanza no podría ser ocuparse de los propios asuntos. 

Discusión con Critias

Al terminar esta conclusión Sócrates quiso saber quién le había dado esta conclusión a Cármides. Preguntó si acaso había sido Critias y este dijo que de ninguna manera lo había hecho, pero la mirada acusadora de Cármides pareciera incriminarlo. 

Entonces, si no es quién se preocupa de los asuntos de los demás, ¿será templado quien se preocupe de los asuntos de los demás? Critias dice que si estamos negando que alguien que se preocupa de sus propios asuntos es templado, entonces si lo sería alguien que se preocupa de los asuntos de los demás. 

Diferencia entre hacer y trabajo

Sócrates pregunta a Critias si son lo mismo ''ocuparse de'' y ''hacer''. Éste responde que no son lo mismo y que incluso, trabajar hacer no son lo mismo.

Según Critias, ''hacer'' puede caer en desgracia si no va acompañado de lo admirable; en cambio, el trabajo siempre será provechoso y bueno. Este argumento de Critias se basa en lo dice Hesíodo en su obra ''Los trabajos y los días''. Critias nos dice que cuando Hesíodo hablaba de esto, lo decía en cuanto a los trabajos personales y no a las ocupaciones de otros.

De modo que a todo lo que sea actividad y ''preocuparse de los asuntos propios'', Critias lo llamará templanza

Segunda definición de Critias

Critias la define de la siguiente manera:
''Defino la templanza como la ocupación de las buenas obras''

Y a este ocuparse, por supuesto, se refiere a las personas que sólo se ocupan de sus propios asuntos. Sin embargo, Sócrates arremete con un buen argumento.  


  • El médico al curar hace una buena acción; por lo tanto, sería una persona con templanza, pero a la vez está haciendo algo por los demás.

Así quedaría refutado el argumento de Critias y así él lo acepta. Inmediatamente a esto, Critias emplaza a Sócrates que proponga una definición. 

Intento de definición de Sócrates

Sócrates aventura una definición:


''Claramente debe ser una ciencia y una ciencia de algo''

Critias inmediatamente insiste que ademas es la ciencia de lo uno(3). Aunque de nuevo puede caer en el argumento anterior de los doctores. 

Sin embargo, Critias señala que este tipo de arte (la medicina) no es igual a otros artes como por ejemplo, el cálculo. Al escuchar esto, Sócrates comienza a dar algunos ejemplos con el cálculo.


  • Dentro del cálculo existen números pares e impares, pero estos son distintos de la ciencia del cálculo. Entonces, así como la templanza es una ciencia, ésta debe producir algo que es diferente de ella. 
No obstante, Critias interrumpe diciendo que las otras artes sí producen cosas distintas a ella, pero la templanza es la única que no produce cosas distintas a ella. Por lo tanto, se insiste en que la templanza es la ciencia de lo uno. 


La templanza y la ciencia

Sócrates y Critias concuerdan en que la templanza pueda ser ciencia y a la vez ''ausencia de ciencia'' o ''no-ciencia''. De esta manera, la persona con templanza sabe lo que sabe y además sabe lo que no sabe. 

No obstante, advierte Sócrates, este razonamiento puede llevar a una aporía. ¿Es posible que una ciencia no sea ciencia al mismo tiempo? Es decir, ¿es posible que el deseo no pertenezca a ningún placer si no que a sí mismo y a los demás deseos? Sería totalmente absurdo hablar de esta manera.

La visión por ejemplo, no es objeto de sí misma, es objeto de las cosas que son coloreadas, por lo demás, sería inútil que la visión se viera así misma. La visión no puede aplicar sus facultades a sí misma, así como la ciencia tampoco puede hacerlo.

Dificultades para la definición

Como se puede llegar a una conclusión definitiva, Sócrates propone analizar el problema desde el principio. 

Se decía que tener templanza y conocerse a uno mismo significaba saber y no saber. Critias siempre estuvo de acuerdo con esa definición porque considera que si un hombre se conoce a sí mismo, pues ese hombre tiene conocimiento de sí mismo.

Sócrates objeta que ese no es el punto, el punto es ¿Cómo un saber puede saber de sí mismo si ya siendo saber no es necesario examinarse a sí mismo? Por ejemplo. la salud se conoce por la medicina, la armonía por la música y la edificación por la arquitectura. La música no puede conocerse a sí misma a menos que sea a través de la armonía. Y ninguna de estas cosas se pueden saber por medio de la templanza.

Además, el hombre que posea templanza no podrá jamás saber de medicina o de arquitectura, puesto que la templanza solo se dedica al conocimiento de sí misma (como habíamos dicho en la última definición). ¿Qué utilidad tendría entonces la templanza? Sócrates trata de darle una utilidad diciendo que al ser ''el saber del saber'' es probable que sirva para no ser engañados por falsos médicos o por hombres que ostenten una profesión falsa. Pero si esto fuera así, ¿para que está la medicina o la arquitectura? ¿será mejor tener templanza y no médico para saber de aquél arte? 

Así, lamentablemente no se llegaría a una solución o definición satisfactoria. 


Conclusión

Otro diálogo de juventud donde la definición lamentablemente no es alcanzada por Sócrates ni sus interlocutores. Lo que me impresionó fue la increíble cantidad de definiciones que se dieron esta vez en comparación a Laques donde solo habían unas cuantas. De hecho creo que me quedaría con alguna de ellas sin mirar la argumentación de Sócrates. Finalmente, creo que es un libro que nos enseña mucho sobre el método dialéctico de encontrar soluciones a cualquier investigación.