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sábado, 13 de mayo de 2017

San Agustín de Hipona - La Trinidad (Libro X: El amor y el conocimiento en la Santísima Trinidad) (399).

Muchos filósofos ya han tratado el tema del amor en base a la lógica y la razón, pero nadie lo ha visto desde la perspectiva cristiana y lógica que sólo San Agustín de Hipona nos puede entregar. ¿Qué es el amor y el conocimiento para San Agustín? Es una respuesta que ya hemos resuelto en otros libros pero ahora estará aplicado a la Santísima Trinidad, por lo tanto, la pregunta sería ¿Cómo se relaciona el amor y el conocimiento? Difícil respuesta para aquel que no entienda qué es realmente la Santísima Trinidad. 

 

Referencias:

 

(1) Lo que en términos actuales podríamos llamar motivación intrínseca.

 

LA TRINIDAD

 

LIBRO X: EL AMOR EN LA SANTÍSIMA TRINIDAD

 

El amor y lo desconocido

 

San Agustín parte con la siguiente premisa:

 

''Nadie ama lo desconocido''

 

Sin embargo, podemos comenzar a querer a alguien que no conocemos de vista, pero sí lo conocemos por sus virtudes, las cuales hemos sabido de a oídas. Lo mismo pasa con las artes, por ejemplo, ¿quien no estudiaría retórica (oratoria) sabiendo que es el arte del buen decir? Lo primero que nos llama la atención de lo desconocido (desconocido por lo sentidos) son en realidad las virtudes y las cosas que tienen relación con nosotros mismos(1)

 

También podemos extrapolar esta idea al lenguaje, pues si a alguien le llama la atención la palabra ''asertividad'' su curiosidad lo llevará 

a descubrir qué significa esta palabra. ¿Qué lo lleva a tener esta curiosidad? simplemente el signo (significado) de la palabra; es verdad, aún no se sabe ni se tiene conocimiento pleno, pero los ánimos permitirán llegar a ese conocimiento pleno. 

 

Esto puede ser contradictorio porque bien puede decirse que alguien que ha escuchado una palabra y desea aprenderla, es un ignorante en un comienzo y por lo tanto, ama lo que aún no conoce. Sin embargo, esto no es así. Quien ama lo que ''todavía no conoce'' en verdad ya está buscando algo que conoce, es decir, busca el saber. De hecho, para saber una palabra lo primero que debemos hacer es saber, tener un indicio o un conocimiento de lo que sea una ''palabra''. 

 

Además, el concepto de imaginación es importantísimo a este respecto. En efecto, cuando oímos la palabra ''asertividad'' se nos vienen un montón de cosas a la mente, cosas que nos ayudarán a resolver cuál es el significado de esta palabra hasta que la conozcamos por completo. En conclusión, no se puede amar lo que se ignora. 

 

El conocimiento del alma por el alma

 

Aquí tenemos una pregunta importante ¿cómo se conoce la mente? ¿acaso se conoce puede conocerse por sí misma? ¿o conoce lo que se ha hablado de ella? Sería difícil responder a esta duda porque si se ama así misma, entonces debería amarse antes de conocerse, pero la mente se conoce realmente con el tiempo, es decir, cuando se nos viene el concepto de mente. 

 

Si se conoce por su ''fama'' (palabras de Agustín) ¿cómo no se conoce a sí misma primero sino es por el ejemplo de las otras mentes? Lo mismo pasa con los ojos, los ojos se conocen recién cuando se ven con otros ojos, y, sin embargo, la mente siempre está con nosotros, de ahí que San Agustín diga:

 

''No hay nada más presente que la mente'' 

 

Pero la mente se conoce porque cuando se busca sabe que algo debe conocer y eso mismo hace que se conozca. Además, el mero hecho de buscarse ya prueba que la mente quiere conocerse a sí misma y que sabe lo que es conocer. 

 

Por lo tanto, no es necesario que la mente haya escuchado de sí misma para conocerse, pues la búsqueda de un concepto supone un conocimiento de búsqueda. Cuando buscamos, buscamos una cosa conocida porque si no buscamos lo que conocemos ¿cómo empezaremos a buscar? Lo mismo pasa con el alma, el alma se conoce entera y se se busca también sabe que se ama. 

 

El concepto de conocerse

 

San Agustín ha tratado el tema de ''conocerse'' como el sinónimo de amarse. ¿Cómo puede conocerse la mente si todo lo que hace el ser humano está relacionado con la mente? El alma puede caer en un error grave cuando piensa que por medio de imágenes puede conocerse, pero ¿cómo podría ser de otro modo? 

 

Sólo al escuchar las palabras ''conócete a tí misma'' y al entender cada palabra de lo dicho ''conócete'', ''tí misma'', entonces el alma tiene la facultad de conocerse así como la mente también podrá. Son conceptos interiorizados que no tienen nada que ver las imágenes que son conceptos del exterior. 

 

El ánimo de conocerse a sí mismo está como prueba en el pensamiento de todos los filósofos que trataron de investigar qué era el alma. Unos decían que eran átomos, otros decían que eran cuerpos, otros decían que eran cosas inteligibles; si bien todas estas pueden estar expuestas a juicio, todas tienen algo en común: la búsqueda del ser. ¿Cómo parte esa búsqueda? sabiendo en su interior qué es el alma. San Agustín dice que más que intuición, las almas y las mentes ya se conocen, es decir, tienen certeza absoluta de que existen. 

 

Conclusión

 

No hay nada más grato que amarse a sí mismo porque esto también significa conocerse a sí mismo. Una de las premisas más importantes de los griegos ya en tiempos del oráculo de Delfos. Junto con el concepto de memoria, de tiempo y del mal, el concepto de mente y conocimiento puede ser uno de lo más interesantes en la obra de San Agustín. Por supuesto, este libro nos recuerda los primeros debates que Agustín tuvo con los Académicos, quienes decían que nada podía conocerse. Basta ver los tres libros llamados ''Contra Académicos'', para complementar la lectura de este libro.