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miércoles, 6 de diciembre de 2017

Derecho natural o iusnaturalismo (Antigua Grecia e Imperio Romano)

Aristóteles, Marco Tulio Cicerón y San Agustín de Hipona

Derecho natural

¿Qué es el derecho natural? es una rama del derecho que se basa en las particularidades de la naturaleza humana. En el Imperio Romano, el Derecho Natural era visto como algo que no se podía modificar, es decir, era inmutable ya que nadie puede impedir que la naturaleza se reproduzca.  

Mirada de los filósofos

Sofistas

Muchos sofistas daban prioridad a la naturaleza, diciendo que todo lo que es natural pertenece a la divinidad. Las leyes que son creadas por el hombre son leyes imperfectas que siempre deben modificarse, pero las leyes naturales son perfectas pues nunca necesitan de cambios. 

Ya Antifonte de Atenas decía que todo lo que es natural es verdadero, mientras que todo lo que es humano es falso. Sin embargo, ya en el diálogo de Gorgias hay una refutación a la naturaleza por lo siguiente:

En la naturaleza, que el animal superior mate al animal inferior es justo porque corresponde a un balance natural ecosistémico. Por otro lado, en lo humano, que un hombre superior mate a un hombre inferior es injusto. 

Si nos guiamos por la naturaleza, entonces la convivencia humana no podría sostenerse. Se necesita que aquellos hombres no instruidos aprendan nuevas cosas para que puedan servir a la sociedad. 

Platón

El filósofo Platón tenía un código de delitos que consideraba muchas cosas de la naturaleza humana, dando algunas concesiones a los impulsos humanos. Por ejemplo, el mismo Platón decía que si un hombre era asesinado a través de la ira del homicida, entonces este sería perdonado pues la ira era considerada una especie de conducta incontrolable. 

Para Platón, sólo los delitos voluntarios, premeditados serían castigados pues el filósofo pensaba que todo el bien se hace voluntariamente, mientras que el mal se hace involuntariamente. Pero hacer el mal voluntariamente es tremendamente reprochable. 

Para más información sobre el concepto de justicia formal en Platón, véase el siguiente enlace.  


Para Aristóteles, el Derecho Natural se veía claramente en los hechos que no van contra la naturaleza. Por ejemplo, que existan amos y esclavos es un hecho natural, pasa incluso en la naturaleza donde el pez más grande se come al más chico. 

Como siempre existirá alguien superior, entonces siempre se establecerá una dicotomía amo/esclavo que representa el Derecho Natural. Por lo tanto, así como el alma manda el cuerpo, hay hombres nacidos para mandar y otros para obedecer.

Aristóteles es mucho más claro en el concepto de Derecho Natural, hablando directamente sobre justicia natural. En el libro V de la Ética a Nicómaco, Aristóteles describe lo que es la justicia natural haciendo al mismo tiempo una distinción con la justicia legal.

''La justicia natural es un tipo de justicia inmutable que se aplica y se manifiesta más allá si a alguien le parece o no. Por ejemplo, el fuego se dirige hacia arriba y la tierra hacia abajo, estas cosas suceden más allá de si nos parecen o no''.

''Mientras que por otro lado, la justicia legal consiste en hacer válidas las acciones de una comunidad, por ejemplo, que se sacrifique una cabra y no dos ovejas; ésta acción es por el bien de la comunidad puesto que es una especie de tributo que hará bien a todos''.

La diferencia claramente está en que la justicia natural no depende de la percepción u opinión del hombre, mientras que la legal depende enteramente de ésta. 

Zenón de Citio

El filósofo estoico Zenón de Citio postulaba que la ley natural está basada en la razón del hombre. En efecto, la naturaleza dotó al hombre de una inteligencia con la cual puede modificar su naturaleza o usarla a su favor. 

La naturaleza de los animales es guiarse por sus instintos; sin embargo, el hombre también tiene instinto ¿será esa también su naturaleza humana puesto que también es animal? La respuesta de los estoicos es no. ¿Por qué? Porque si el instinto fuera su naturaleza ¿acaso la razón solo ocupa un papel secundario? Por supuesto que no. 

Por lo tanto, la naturaleza humana del hombre es la inteligencia, esta va primero que el instinto, puede controlar el instinto, y lo que manda va antes de lo que es mandado. 

Ahora, bien puede decirse que la razón nos juega malas pasadas o nos entrega percepciones erróneas (aunque muy superiores al instinto). Si esto es así, entonces la naturaleza humana es la recta o sana razón. 

Marco Tulio Cicerón

Por supuesto, Cicerón tomará el concepto estoico diciendo que en el Derecho Natural, la razón debe someter el error. Pero ¿quién nos puede decir lo que está en la recta razón? la misma divinidad pues aquella es perfecta. 

Por lo tanto, el Derecho Natural está conectado con las características de Dios. Si la razón está en el hombre, y el hombre fue hecho por Dios, entonces las leyes deben ser hechas por Dios, y este sería el Derecho Natural. 

Para más información sobre el Derecho Natural en Cicerón véase el siguiente enlace.

San Agustín de Hipona

Finalmente tenemos a San Agustín de Hipona que concibe el Derecho Natural en lo que Platón mencionaba en su libro La República: Las virtudes cardinales.

Las virtudes cardinales son descritas de la siguiente manera:

Templanza
Fortaleza
Justicia
Prudencia

Templanza:

De estas cuatro virtudes cardinales propuestas por Platón, la Templanza está muy presente en las sagradas escrituras. Para Agustín es la templanza la que da purificación e incorruptibilidad al hombre. Esta es la única que puede acercarnos más a Dios y alejarnos de las pasiones carnales de la vida. 

El mismo San Pablo es quien sostiene que la codicia es la raíz de todos los males del hombre. El apóstol nos dice que es necesario deshacerse del primer hombre, que es Adán, que cometió el pecado de prevaricación(1) y hacerse con el hombre nuevo que sería el mismo Jesús. Así dice el apóstol San Pablo:

''El primer hombre es terrestre, formado de la tierra; el segundo es celestial, descendido del cielo''

Justamente esta es la función de la templanza, vestir al hombre con la imagen de Jesús y dejar al hombre pecador de Adán. En este sentido, lo que dice Agustín es tremendamente platónico, pues nos pide que nos deshagamos de todo lo corpóreo y abracemos lo inteligible. Todo lo corpóreo es visible y todo lo inteligible es lo invisible, así lo dice el apóstol San Pablo en el segundo libro de Colosenses 4:18:

''No fijéis vuestra atención en lo visible, sino en lo invisible; pues lo visible es temporal, más lo invisible es eterno''

De ahí que se condene todo lo que sea pagano, pues ellos adoraban al sol y los demás astros como dioses. No se puede amar lo que es corpóreo, sino que se debe amar lo invisible. 

Por otro lado, la gloria humana se condena totalmente en el Nuevo Testamento. Ya decía el apóstol San Pablo en el Galatas 1:10: 

''Si pretendiera agradar a los hombres, no sería esclavo de Cristo''

Aunque el apóstol también condena la filosofía en el Colosenses 2:8

''Estad en guardia para no ser seducidos por la filosofía y los elementos de este mundo''

Lo que quiere decir el apóstol es que más que se abrace la filosofía, que sería la búsqueda de la verdad, hay que abrazar la sabiduría que pertenece a Dios. 

El apóstol nos dice que ''no hay que buscar semejanza con este mundo'' y por eso no hay que amar ni desear las cosas de este mundo. En el Antiguo Testamento es lo mismo, sobre todo con lo dicho en el Eclesiastés donde Oheleth, nombra todas las cosas que desprecia de este mundo. 

Fortaleza:

Esta virtud sólo se puede encontrar en Dios porque es él mismo quien la otorga. Por supuesto, esta fuerza no será dada a las personas que están prendidas de las cosas materiales, al contrario, esas personas siempre serán débiles. 

Con esta fortaleza se podrá resistir hasta las penurias más duras del mundo, puesto que así lo sobrevivió Job al ser despojado de todo lo que tenía. Si bien se quejó con Dios al principio, luego recobró su fuerza y aceptó su destino. 

Justicia:

El concepto de Justicia está reducido prácticamente a la obediencia hacia Dios. No se puede servir a dos señores y entre servir a un hombre y servir a Dios, entonces no se tendrá problemas de discernir a quién seguir y por lo tanto, hacer justicia. 

Prudencia:

También hay poco que decir sobre la Prudencia, al ser esta el descubrimiento del objeto de nuestros amores. Sin la prudencia no ser podría conseguir ninguna de las virtudes anteriormente nombradas, pues es esta la que nos dio el cuidado. 

Finalmente, tenemos las cuatro virtudes cardinales, que Agustín les nombrará por ''costumbres''. Así, por conclusión podemos decir que estas son justamente las cuatro costumbres de la Iglesia Católica.


También debemos decir algo más en lo que respecta al concepto de ''orden'' en San Agustín. En efecto, todo lo que está en orden corresponde a la naturaleza, todo lo que está en desorden no corresponde a la naturaleza. Por lo tanto, todo lo que está contra la naturaleza es malo y debe ser castigado. En otras palabras, todo lo que va en contra del Derecho Natural debe ser sancionado. 

Conclusión

Por supuesto, estas son concepciones del mundo antiguo que se han ido desarrollando a través del tiempo. Por lo demás, las grandes modificaciones y concesiones del Derecho Natural se dieron con gran énfasis en la Edad Media con Santo Tomás de Aquino, que lo redujo estrictamente al campo teológico, aunque también tomando todas las influencias de Marco Tulio Cicerón. En fin, desde los últimos tiempos de la Edad Media, el iusnaturalismo comienza a tener una brecha de división teniendo dos dominaciones: iusnaturalismo clásico y iusnaturalismo moderno.

viernes, 12 de septiembre de 2014

Platón - La República (Libro IV: La ciudad y el alma).

Con esta frase comenzamos la síntesis del cuarto libro de La República de Platón. Si este libro no es suficiente para comprender el concepto de alma, existe otro libro que más adelante publicaré que se llama ''Fedro'' el cual es un libro de Platón dedicado a la explicación del alma. Seguramente, lo conocerán mejor por ser el llamado ''mito del carro alado''.

Referencias:

(1) Más adelante estos conceptos serán conocidos como las virtudes cardinales.

Libro IV

Capítulo I
Sócrates-Adimanto

Adimanto, tomando la palabra anterior de Sócrates en el libro anterior (donde se hablaba que la propiedad de los guardianes debía ser común y no privada), le objeta que si así fuera la vida del guardián, entonces sería una vida sin felicidad. Al no poseer dinero ni tampoco una propiedad que le pertenezca, solo trabajará a sueldo por la ciudad y eso no lo pondrá nada contento. Por otro lado, hay que añadir que estos tampoco recibirían un salario.

Sócrates se defiende diciendo que si fuera de otra forma, solo algunos podrían obtener provechos y la idea de que la ciudad sea feliz es que todos saquen provecho de ella. Todo ciudadano debe participar de la habilidad que la naturaleza le ha otorgado. Si solo hay felicidad para unos pocos, entonces no obtendremos una ciudad feliz.

Capítulo II
Sócrates-Adimanto

Adimanto se convence del planteamiento de Sócrates, pero éste añade una cosa más. Uno de los factores que más puede perjudicar a la ciudad son los de riqueza e indigencia. Pregunta Sócrates:
  • ¿Crees que el alfarero una vez que se haga rico volver a trabajar? No.
  • ¿Crees que por medio de su indigencia podrá hacer buenas obras de arte? No.
Por lo tanto, la riqueza y la indigencia empeoran la calidad de los objetos producidos y también perjudica a quienes hacen dichos objetos.

Adimanto no queda contento con este argumento, ya que luego pregunta a Sócrates:
  • ¿Que hará una ciudad si no tiene riquezas? ¿Cómo podrá combatir contra ejércitos que si tengan riquezas?
A lo que Sócrates vuelve a preguntar:
  • ¿Es posible que los ricos y obesos puedan contra los guardianes que dedican su vida a la gimnasia? Si son demasiados pueden ganar los ricos.
  • ¿Pero si nuestro guardián corriera y se devolviera a atacarlos reduciendo el numero de adversarios? Eso es posible.

Capítulo III
Sócrates-Adimanto

Lo mejor para fundar esta ciudad, deberá estar cimentado en la educación y la crianza. Para esto, Sócrates dice que no solo la propiedad debe ser común entre los ciudadanos, sino que también los hijos y las mujeres. La educación debe ser como la descrita en el anterior libro, eso sí, sin instalar ninguna innovación en la ciudad, eso corromperá el estado natural de la ciudad.

Capítulo IV
Sócrates-Adimanto

Es necesario que a los niños desde muy pequeños se les enseñe el respeto a las leyes. De lo contrario, los excesos que estos puedan provocar pueden incidir en el ordenamiento de la ciudad y llevarla al caos.

Las leyes que deben respetar los niños son las siguientes:
  • Respetar a sus mayores.
  • Respetar a sus propios padres.
  • Silencio ante personas de más edad.
Las leyes necesitan atravesar por diversos cambios siempre que la ciudadanía lo exija así, puesto que cualquier error que se aparezca podrá ser modificado en la constitución.


Capítulo V
Sócrates-Adimanto


La función del legislador no será más que promulgar leyes cuando sea necesario.

Capítulo VI
Sócrates-Glaucón


Glaucón interrumpe la conversación de Sócrates con Adimanto diciendo que ya es hora de investigar el tema que había quedado pendiente en cuanto a la justicia. Sócrates accede a ello y se propone a investigarlo con todos los presentes. 

Primero, Sócrates dice que deben encontrarse 4 cualidades de la ciudad. La cualidad que aquí se revisará, será la prudencia.

Sócrates dice que la ciudad que están construyendo es bastante prudente, pero no lo es por los conocimientos que se abordan en dicha ciudad, sino por el número de habitantes que desempeñen un rol, es decir, distribuir la ciudad de manera tal que profesiones como la de artesanos, existan en mayor número que la de los guardianes, puesto que estos son los verdaderos jefes de la ciudad

Así, llama Glaucón y Sócrates una ciudad prudente en sus determinaciones.

Capítulo VII
Sócrates-Glaucón

El valor como característica de la ciudad es fundamental sobre todo en una guerra. El valor debe verse entendido en este aspecto como la educación que reciben los guardianes tanto de la sociedad como de la crianza, es decir, se les debe enseñar desde pequeños las cosas que hay que temer y las que no. La gimnasia y la música serían los elementos educadores donde se les enseñará a los guardianes a tener valor y por lo tanto, a la ciudad.

Tenemos la segunda característica de la ciudad: El valor.


Capítulo VIII
Sócrates-Glaucón


La moderación sería el tercer elemento que debiera tener la ciudad. Sócrates lo describe de ésta manera:

La moderación es un orden y dominio que consiste en la contención de los placeres y en la concupiscencia según la expresión de los que afirman ser dueño de sí mismos, aunque debo decir que desconozco sentido en el cual se lo expresa. ´
Sin embargo, dice Sócrates que ser dueño de sí mismo, es ridículo debido que al mismo tiempo ser esclavo de sí mismo porque todas estas expresiones se refieren a una misma persona.

Sócrates para resolver este dilema, plantea que hay una parte en el ser humano que es buena y otra que es mala. Cuando la buena logra someter a la mala, somos dueños de nosotros mismos; cuando la parte mala logra someter a la buena, somos esclavos de nosotros mismos y seremos llamados intemperantes. 

Así, es común que en la ciudad se encuentre un mayor número de personas que son dominadas por su parte mala, y un menor número de personas que son dominadas por su parte buena y que finalmente son ellos los que gobiernan la ciudad.

Se describe entonces el tercer aspecto que debe tener una ciudad: moderación.

Capítulo IX
Sócrates-Glaucón

Una vez terminado el tercer aspecto de la ciudad llamado moderación Sócrates y Glaucón, se proponen analizar la justicia. Sócrates advierte que en realidad durante la larga conversación que han sostenido, ya han hablado de la justicia. Sólo que no se han dado cuenta

Capítulo X
Sócrates-Glaucón


Sócrates, dice a Glaucón que la justicia, consistía que cada uno debía hacer lo suyo y no multiplicar sus actividades (o no dedicarse a múltiples actividades). Para que se puedan ver bien las virtudes de una ciudad, debemos observar que cada ciudadano ejerza su propia profesión. Si un ciudadano como un zapatero quisiera hacer el trabajo de un alfarero, sería injusto que el zapatero los hiciera, ya que los alfareros quedarían sin empleo. Por lo tanto, la justicia de la ciudad consistirá en que cada uno lleva hacer lo suyo según su profesión.


Capítulo XI
Sócrates-Glaucón

Se había dicho anteriormente que las cuatro características fundamentales de una ciudad debían ser el valor, la moderación, la prudencia y la justicia(1). Sócrates nos dice que estas mismas características, deben verse en retratadas en el hombre justo. Y así se crearía la ciudad perfecta.

Sin embargo, Sócrates advierte que al afirmar esto se cae en un dilema fundamental. Este dilema es el que concierne al alma. Es por esto, que la conversación se tornó poco complicada, e incluso los dos dialogantes lo admiten así, pero siguen adelante en su investigación y concluyen este capítulo diciendo que son los ciudadanos los que le dan estas características en la ciudad y no al revés. Desde esta perspectiva, ser el fundamento de la filosofía idealista la cual nos dice que el sujeto es el portador de tuvo conocimiento e incluso de la perfección y no la realidad que lo envuelve

Capítulo XII
Sócrates-Glaucón


Sócrates hasta este punto, junto con Glaucón, se proponen analizará las partes del alma. El ciudadano en diversas situaciones sufre episodios de furia y de felicidad la pregunta que se Sócrates es ciertas acciones parten desde el alma o más bien, si es el ser humano que quiere realizar si la necesidad del alma.

Es sabido, dice Sócrates, que un ser humano no puede admitir que estar sufriendo cosas contrarias a un mismo tiempo y con relación al mismo objeto, sino que es responsabilidad de varios objetos.
El entonces Sócrates comienza con las preguntas:

  • ¿Es posible que una cosa permanezca inmóvil y se mueva al mismo tiempo en una parte de sí misma? Glaucón responde no.
  • Pero si un hombre, está parado en un sitio y mueve las manos y la cabeza, y alguien dijera que este hombre está inmóvil y a la vez moviéndose ¿sería posible? Más bien tendríamos que decir que una parte del se mueve y otra no.

Por lo tanto, no se puede decir que una cosa esta inmóvil se mueve al mismo tiempo, como tampoco podemos decir que el hombre sufre dos cosas contrarias en un mismo tiempo.

Capítulo XIII
Sócrates-Glaucón


Sócrates ahora emprende otras características del alma en relación al deseo y el rechazo. Hay cosas que el alma apetece y otras que rechaza. También existen los deseos del alma que Sócrates pretende abordar a través de dos conceptos básicos: el hambre y la sed.

Por un lado, en cuanto a estos dos términos, el alma tiene el deseo de beber y de alimentarse. Dentro de estos deseos, existen diferentes características que nos hacen desearlos más; por ejemplo, si quisiéramos una bebida tendríamos que ver si está frío o caliente o, si es grande o pequeña, lo mismo pasa con la comida.

Por lo tanto, el ciudadano dentro de sus deseos, siempre va a querer algo de mayor calidad, ya que los deseos la exigen así.

Capítulo XIV
Sócrates-Glaucón

El alma en sediento no quiere otra cosa que saciar su sed, pero existen ciudadanos quienes teniendo sed no quieren beber. ¿Cuál es este impulso que les impide beber? Sócrates afirma que es la razón, puesto que la sed o el hambre provienen de la enfermedad.

Así, se describen dos aspectos del alma: racional (no querer tomar bebidas por alguna razón específica) y la irracional (que se deja llevar por los impulsos o placeres).

Capítulo XV
Sócrates-Glaucón

Sócrates adhiere un tercer componente en el alma. Si bien habíamos dicho que existe la parte racional e irracional del alma, la cólera sería una parte auxiliar del alma la cual juega a favor de la razón.

Y esto se prueba, debido a que cuando ocurre alguna injusticia, la cólera se manifiesta en favor de la razón para solucionar el problema con justicia. Por lo tanto, la cólera está en favor de la razón.





Capítulo XVI
Sócrates-Glaucón


Para que una ciudad sea justa, se necesita primero que los ciudadanos sean justos. Como habíamos dicho anteriormente son ciudadanos los que hacen la ciudad virtuosa y no en viceversa; de esta manera, si el ciudadano es justo la ciudad será justa.

La mejor manera de que se constituya una ciudad, es siguiendo el desarrollo de las acciones por parte de los ciudadanos.

Toda acción del ciudadano debe ser emprendida primeramente por la deliberación de dicha acción (alma racional) y luego, vendría la acción de la cólera o del deseo según corresponda. Por ejemplo, una ciudad que está en guerra, primero debe armar una estrategia luego dejar que sus soldados valientes y aguerridos, luchen para salvar a la ciudad.

Así, el elemento del deseo y la irracionalidad siempre deben jugar en favor del alma racional.


Capítulo XVII
Sócrates-Glaucón

Entonces, la justicia de una ciudad se verá retratada por el desarrollo de justicia que tenga sus ciudadanos.


  • Es en este aspecto donde podemos encontrar la teoría moral de Platón; representada aquí como el equilibrio o el balance entre los componentes del alma y los de la ciudad debido a que estos son similares. La manera en que un ciudadano se vuelve justo, es la misma que de la ciudad.

Cabe agregar lo del capítulo anterior referido a que cada ciudadano debe hacer lo que corresponde a su profesión y no entrometerse en la de otro ni emprender muchas actividades al mismo tiempo.

Capítulo XVIII
Sócrates-Glaucón


Todo lo que sea contrario al valor, a la moderación, a la prudencia y la justicia deberá ser llamado injusticia. Así como también todas las disposiciones del alma que sean contrarias a las anteriormente establecidas, tendrán que llamarse por injustas. Es de este modo que tendremos una ciudad injusta y a un ciudadano injusto. Para que ello no ocurra, no deben corromperse las características que hemos mencionado anteriormente.

Conclusión


Ahora sí pudimos adentrarnos un poco más en el dilema de la justicia, pero eso no es todo. Naturalmente, se seguirá abordando tema de la justicia y definir si ésta es más conveniente que la injusticia. Por otro lado, hemos visto una parte fundamental dentro de la filosofía de platón que es la característica del alma y lo que la compone. También hemos analizado y concluido que es el sujeto el factor más importante para construir una realidad y para construir una ciudad.

En un próximo libro, llegarán otros personajes conocidos para dialogar con Sócrates respecto a otras características de la república.