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domingo, 4 de junio de 2017

San Agustín de Hipona - La ciudad de Dios (Libro III: Los dioses y la historia) (413).

Recuerdo el título de un libro llamado ¿Qué hacer con Dios en la historia de Chile? algo parecido intenta hacer en esta parte San Agustín de Hipona, quien pone de relieve los acontecimientos históricos y su relación tanto con los dioses paganos como con el Dios cristiano que apoya San Agustín. La relación que veremos aquí abarca todos lso aspectos que San Agustín ha revisado a lo largo de obra, pero, obviamente, desde la perspectiva de un católico que sólo quiere lo mejor para el Imperio que cada vez más parece en ruinas. 

LA CIUDAD DE DIOS

LIBRO III: LOS DIOSES Y LA HISTORIA


Roma en tiempos monárquicos

Ya ha quedado claro que en opinión de San Agustín, la devastación de Roma se debe a la perversión de los paganos y sus dioses. Antes de pasar a la relación de los dioses con la historia, San Agustín nos hace recordar las diferencias que tuvieron los dioses romanos y su percepción de ellos. 

La destrucción de Troya

Todos sabemos que Troya fue destruida por los griegos, pero ¿por qué los dioses permitieron la destrucción? recordemos primeramente que a Troya la resguardarían los dioses Apolo y Neptuno. Claro que Apolo y Neptuno no trabajaban solos pues Laomedonte le pagaba a ellos para que aseguraran las murallas de Troya. Sin embargo, Laomedonte se rehusó a pagarles a lo que Neptuno respondió con una inundación, creando así muchos monstruos marinos. 

¿Cómo es que Neptuno y Apolo (que era llamado ''el adivino'') siendo dioses no pudieron sortear la negativa de Laomedonte? Esta es una de las preguntas más fuertes contra los paganos, pues siendo dioses perfectos no fueron capaces de adivinar (siendo Apolo adivino) todos las atrocidades que les acometieron. 

Por otro lado, ¿cómo pudieron permitir los dioses el escape de Eneas? si Troya supuestamente fue atacada, invadida y destruida por el deseo de los dioses, Eneas, quien fue el primer hombre en fundar Roma, debió haber muerto sin ninguna duda lo cual no es cierto. Todo lo contrario, pareciera ser que los dioses se ausentaron y permitieron el nacimiento de Roma sin ninguna dificultad. 

La destrucción de Troya también dejó muchos heridos y soldados que se ensañaron con los enemigos de manera brutal. Otra de las tantas ocasiones en que Troya fue destruida es cuando el General Cayo Mario, con su ayudante Fimbria, incendiaron la ciudad con todos los ciudadanos adentro. 

Numa Pompilio: tiempos de paz en Roma

Luego de que Rómulo reinara, su sucesor fue un hombre llamado Numa Pompilio, quien era concuñado de Rómulo. Mucho se decía que la paz que reinó con Numa Pompilio fue debido a que los dioses se la otorgaron a él. 

¿Cómo se explica que en otros tiempos no estuviera la misma pax que reinó con Pompilio? San Agustín evade esta pregunta por ahora, pero reconoce que el reino de Pompilio fue uno de los buenos debido a la paz de este. Sin embargo, esta paz se quebranta cuando Roma entra en conflicto con las otras tribus. San Agustín se pregunta razonablemente ¿fue necesario ensanchar el territorio en sacrificio de la paz? Lamentablemente, la ambición de poder se apoderó de Roma, y las ansias de tener más y más la dejaron irremediablemente en conflicto permanente. 

¿Por qué entonces el pueblo romano no ocupó las mismas tácticas de paz que existieron con Pompilio? Aquí Agustín responde:

''Porque la paz, en esos momentos, no dependía de los dioses sino que de los hombres''

En pocas palabras, para Agustín los ciudadanos romanos estaban completamente abandonados y a su suerte, que por suerte, valga la redundancia, tuvieron la paz de Numa. 

Después de Numa

Fue en esta época donde se comenzaron a crear más dioses en contraste a la constitución de Numa donde no se podía hacer tal cosa. Uno de los más conocidos fue Esculapio quien era el nuevo dios equivalente a Asclepio. 

El reino de Numa no podía ser para siempre, y fue exactamente en el reinado de Tulo Hostilio que comenzaron las batallas y guerras. El mismo historiador Salustio dice que las guerras y disensiones comenzaron con este reinado, al tener Tulo un afán expansionista y beligerante. 

Agustín llama a que no se gloríen a los vencedores o a los mansos, porque con cada victoria se añade una crueldad. 

La muerte de los reyes de Roma

Hay muchas versiones de cómo murió Rómulo; por manos del Senado, por los dioses, etc. Varios fenómenos se le atribuyeron a Rómulo, por ejemplo, los eclipses. El día que murió Rómulo hubo un eclipse solar del cual todos creyeron que fue voluntad del mismo Rey en el cielo, pero todas estas no son más que conjeturas. 

Numa y Anco Marcio murieron por una enfermedad, mientras que Tulo murió fulminado por un rayo. Tarquinio fue asesinado por los hijos de su predecesor y Servio Tulio que fue asesinado por su yerno, que además lo sucedió en el trono. El último rey de Roma fue Tarquinio el soberbio quien fue desterrado por su propio pueblo para instaurar la República de Roma. Tarquinio murió en Cumas donde se le dió asilo luego de su expulsión.

Roma y su período republicano

El destierro de Tarquinio fue acogido por los etruscos, pero los ciudadanos romanos ya no querían una monarquía. Deseaban tener una ciudad de leyes bien administradas no tanto por sed de justicia, sino que por medio (de acuerdo a San Agustín). 

Además, lejos de ser una época de ''leyes bien administradas'' era una época de sangre y corrupción dentro de los que mandaban. En todo caso, estas desgracias que sufrió la república, sí era mejor a las que ocurrieron en la monarquía. 

Las guerras se multiplicaron estrepitosamente. Una de las guerras más conocidas en la República fueron las guerras púnicas que no dejaron tranquila a Roma hasta el año 146 a. C. También se debe hacer mención a las enfermedades y pestes que se propagaron luego de las guerras. ¿Dónde estaban los dioses paganos para haber evitado tantas muertes en ese período? 

El desastre de las guerras púnicas

La primera guerra púnica que tuvo que enfrentar Roma fue un verdadero desastre. Fue ahí cuando perdieron al Régulo de quien se había hablado, se entregó a los cartagineses y lo mataron de forma horrorosa. También se vio otra calamidad que fue el desborde del río Tíber y por otro desastre que fue el fuego, donde Metelo trató de salvar gente pero fue muerto por el fuego de igual manera. 

La segunda guerra púnica no fue menos desastrosa que la primera descrita anteriormente. Las desgraciadas no ocurrieron parceladamente como se podría creer de la primera guerra púnica, sino más bien fue por un sólo hombre llamado Aníbal de quien vinieron todas las calamidades. Enemigo de Roma que enfrentó y destruyó a sangre fría todo lo que había a su paso. 

Una de las destrucciones más significativas que cometió Aníbal en la República fue el desastre que causó en Sagunto, Hispania. Roma buscó por todos los medios negociar con Roma, pero Aníbal se negaba. Nada servía y Sagunto padecía de hambre; de hecho, se decía que muchos hombres tuvieron que alimentarse de los cadáveres que se encontraban por todas partes. ¿Por qué los dioses paganos no se presentaron ante los ciudadanos romanos para ayudarlos contra Aníbal?

En la tercera guerra púnica tampoco fue menor que la segunda y la primera, pues uno de los peores enemigos aún seguía en pie. Milagrosamente, Escipión el menor pudo deshacerse de la gran carga que la azotaba, pero también permitió que las ''pervertidas'' religiones de oriente entraran.  

El templo de la Concordia

Luego de todas las matanzas y desgracias que le ocurrían a Roma, el Senado decidió construir un templo de paz para llamar a la unidad entre los ciudadanos. Sin embargo, esto más que ayudar a pacificar las cosas las empeoró, ya que lso ciudadanos recordaban con rencor las matanzas sufridas por las tribus beligerantes. Más que ayudar a tranquilizar las aguas, en opinión de San Agustín este templo debió llamarse ''templo de la Discordia''. 

La dictadura de Sila

También aquí se vivió una matanza descarnada. El mismo San Agustín dice:

''No sé si se vivió una matanza peor cuando Roma ganó, o cuando batalló''
Sila no era un hombre que deseara armar guerras o batallas, pero sí proscribía de manera sistemática. Es así que él mismo mandó a asesinar 7.000 prisioneros inmediatamente, prisioneros que quedaban de las últimas guerras. 

Simplemente era un período tan malo como la guerra porque nadie vivía en paz. Todos los que fueran considerados enemigos de Sila eran muertos al día siguiente sin ningún aviso o advertencia. 

La venida de Cristo

Si hacemos un recuento del total de muertes y desastres que han ocurrido en Roma, tendríamos que decir (según San Agustín) que todos estos acontecimientos ocurrieron no cuando Roma estaba volcada hacia el cristianismo, sino que cuando los dioses paganos ''gobernaban'' o se ''preocupaban'' de sus ciudadanos. Está más que claro que los períodos antes de la venida de Cristo fueron peores que cuando Roma era pagana. 

Conclusión

Realmente, estas es una de las contestaciones más difíciles para San Agustín pues debemos recordar que el Imperio Romano terminó y se derrumbó justo cuando era cristiano. El mismo reproche le podemos hacer a San Agustín si nos adelantamos en la historia, ya que no menos desgracias le ocurrieron a Roma cuando fue cristiana. Sin duda una discusión que nos podría llevar toda la noche asimilar, porque es un ataque entre quienes piensan que hubo mejores períodos y quienes piensan que fueron un desastre.