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sábado, 15 de julio de 2017

San Agustín de Hipona - La ciudad de Dios (Libro XIX: El fin de las dos ciudades) (413).

Este libro recibe su nombre de ver que las dos ciudades: Jerusalén y Babilonia, se confrontan con sus pensadores, filósofos y reyes que asentaban sus distintas doctrinas. Para hacer este interesante análisis, San Agustín de Hipona se apoya del historiador Marco Terencio Varrón y de sus comentarios sobre la historia que se desarrolla alrededor de la Iglesia y sus contrincantes paganos o filósofos. ya nos van quedando solamente 3 libros para acabar este gran tratado de San Agustín que le ha valido el respeto que se merece hasta el día de hoy.

Referencias:

(1) La más dura de las críticas pues el estoicismo se caracteriza por ser una filosofía ''fría''. 

LA CIUDAD DE DIOS

LIBRO XIX: EL FIN DE LAS DOS CIUDADES

Supremo bien y supremo mal


Desde una concepción bien filosófica, el hombre siempre está inclinado a hacer el bien de alguna forma para así tratar de evitar el mal. 

El hombre se ve impulsado a buscar 4 cosas fundamentales cuando requiere del bien:

  1. El placer: lo agradable a los sentidos
  2. La tranquilidad: ausencia de molestia corporal
  3. Las dos anteriores a la vez
  4. El placer y el Espíritu

El placer es uno de los conceptos más ''flexibles'' porque está sujeto a múltiples interpretaciones, pues para muchos el placer es una cosa diferente. De este modo, San Agustín postula que las distintas tribus o sociedades que existen se forman a partir de las distintas visiones del placer.

Por otro lado, cuando el placer se combina con la tranquilidad da como un total de 12 formas de placer o más bien, 12 formas sobre cómo someter a la virtud por medio del placer, que, por cierto, es la forma de vida más vergonzosa. 

De hecho, el número podría incrementar de forma increíble si se suman todas las filosofías helénicas que tienen su propio concepto del placer. Pensemos en los epicúreos, cínicos, estoicos, académicos, etc. Con esto podríamos llegar al número de 96 sectas filosóficas que se basan en el placer. Y, si a esto sumamos las teorías del placer con el manejo de la política y el Estado, entonces nos daría un total de 288 sectas. 

Otra forma del bien supremo

Hablando de Estado y otras cosas, recordemos que el mismo Aristóteles (y Platón de alguna forma) definen tres modos de vida del hombre: vida contemplativa, vida activa y mixta. Sin embargo, en ninguna de estas tres se encuentra el bien supremo en palabras de San Agustín

Por otro lado, Varrón nos dice que si bien hay 288 sectas enfocadas en el placer, estas pueden ser reducidas drásticamente a sólo 3 sectas. ¿Por qué? porque finalmente lo que se busca es el placer en sí, y no las distintas formas de placer, o combinaciones que pueden existir junto con otros conceptos. 

¿Cómo podremos entre estas 3 sectas elegir la correcta? para eso debemos investigar qué es el hombre. El hombre es un compuesto de alma y cuerpo y por lo tanto, la filosofía a la que se debe adherir es aquella que reúna estos dos componentes. El hombre que someta los bienes del cuerpo a la virtud, será ese hombre feliz que se busca. 

El supremo bien de los cristianos y los filósofos

¿Qué es, para un cristiano, el supremo bien y el supremo mal? De acuerdo con San Agustín, todos los cristianos consideran la vida como Supremo Bien y la muerte como el Supremo Mal. 

En cambio, los filósofos han situado el Supremo Bien y el Supremo Mal en la vida misma lo cual es un error garrafal, pues el alma que está lejos de Dios no puede estar en el Supremo Bien, así como tampoco el cuerpo puede estar lejos del alma. 

La virtudes cardinales

Ahora San Agustín se propone analizar las virtudes cardinales (de Platón) y compararlas con el cristianismo:

Templanza: Muy parecida a la prudencia, la templanza es la guía que nos ayuda a vencer los placeres carnales y mirar más hacia el espíritu. 

Prudencia: la distinción entre elegir qué es malo y qué es bueno. Sin embargo, aunque nos ayuda a evitar ese mal, no nos ayuda a eliminarlo. 

Justicia: el objetivo de esta es de dar a cada uno lo suyo. De ahí que el alma debe someterse a Dios y el cuerpo al alma, pero este no es un descanso definitivo sino que siempre está en constante flujo, es decir, el sometimiento de la carne por el alma no debería terminar. 

Fortaleza: el objetivo de esta virtud es permanecer impávido a todos los dolores de la vida. Sin embargo, aquí San Agustín hace una dura crítica hacia los estoicos, quienes decían que aunque el hombre sufra los peores males que le pueden tocar, este nunca debe lamentarse ni dejarse llevar por el dolor, es decir, paradójicamente, debe enfrentar sus males ''estoicamente''. Para San Agustín, una vida siendo ciego, mudo, paralítico, atormentado de dolores, no es una vida digna de llevarse y por lo tanto no se le puede considerar felizEn fin, el sólo hecho de que exista la fortaleza ya habla de todos los problemas y males que tiene el ser humano. 

Todas estas virtudes son tomadas en cuenta por San Agustín pero no como el método de salvación espiritual, sino que más bien son las virtudes que nos servirán para llevar una mejor vida humana. Lo único que faltaría para que el hombre fuera feliz en esta vida sería, que aparte de lograr las virtudes cardinales, entregara su devoción y creencia a Dios. 

Lo difícil que es vivir en sociedad

Continuando con la crítica a los estoicos, San Agustín plantea lo difícil que es vivir en sociedad y tratar de llegar a acuerdos con lso demás, sobre todo cuando ellos son tan distintos. Ya Dios castigó a los humanos dándoles la diversidad de lenguas para que su comunicación fuera aún más difícil. Los errores humanos provocan terribles desgracias a quienes los padecen, pues un juez, debido a su imperfectibilidad como hombre, puede torturar y condenar a un inocente sin quererlo. 

El mundo es duro y cruel, pero es aún más duro y aún más desgraciado quien se considera feliz a pesar de todos estos tormentos. Ee hombre que vive feliz a pesar de la mala suerte o la mala vida que lleva ha perdido el sentimiento humano(1).

Más aún es difícil tener muchos amigos, pues eso significa más probabilidades de lamentarnos por ellos. Si les ocurre una desgracia o tienen un importunio, será inevitable que no nos compadezcamos y nos sintamos tristes. Quisiéramos que todos nuestros amigos estuvieran bien, pero eso no depende de nosotros sino que a la suerte que tengan aquellos en su vida. Sólo nos queda tener fe y misericordia de ellos. 

Recompensa de cumplir con esta vida

Nadie está fuera de todos los pecados que existen en la vida, ni aún los hombres más santos que existen. Todos viven en igualdad de condiciones cuando se trata de hacer el bien (y el mal) por lo que el hombre sabio deberá elegir, aparte de las cuatro virtudes cardinales, elegir a Dios para someterse. 

Tampoco se debe olvidar que toda acción tiende finalmente a la paz sea para bien o para mal. Incluso el más malo de los hombres termina deseando la paz, o ya la tiene incluso en el momento de guerra; por ejemplo, cuando está con su familia desea que esta esté en paz. 

Las ordenes de Dios

Dios ha querido que el hombre gobierne sobre las bestias y no que gobierne sobre otros hombres. Sin embargo, de igual manera existen hombres que son esclavos de otro, aunque este concepto no es perteneciente a la naturaleza, sino que más bien al artificio del hombre. 

¿Cómo es que un hombre se vuelve esclavo de otro? esto tiene nacimiento desde el pecado, es decir, la esclavitud de acuerdo con San Agustín viene desde el pecado porque Dios distribuye las condiciones a cada uno. Es así que dice en la biblia:

''Quien comete pecado es esclavo del pecado''
(Juan 8:34)

En todo caso, las ciudades siempre tienden a tener una paz terrenal que es la simple tranquilidad y la concordia entre las naciones, pero la más importante paz es la del alma de los hombres porque es de ahí donde se asemeja la tranquilidad al reino de los cielos. 

Las conductas del cristiano

El buen cristiano no tiene dudas sobre la divinidad, al contrario de como sí lo hacen los filósofos, sobre todo los Académicos que dicen que ningún hombre puede tener certeza de nada. El buen cristiano si tiene la certeza de que existe el reino de los cielos y que por lo tanto debe comportarse de manera acorde para alcanzarlo. 

Si un hombre quiere convertirse en cristiano, no importa qué tipo de vida lleva; si es contemplativa, activa o mixta. Lo único que importa es que ese tipo de vidas no lo aparten de la fe, ni mucho menos de su amor al prójimo. No valdría de nada que un hombre llevara un cierto tipo de vida y no pusiera su fe en Dios. 

El concepto de Estado

¿Cómo podrá sobrevivir el cristiano en el Estado Romano? Según Varrón que se basa en la obra de Marco Tulio Cicerón llamada ''La República'', el Estado es la Empresa del pueblo. Si esto es así, entonces la verdad es que el Estado nunca existió de acuerdo con la opinión de Varrón porque en el Imperio Romano, el Estado nunca fue empresa de los pueblos. 

Por lo demás, se supone que si el Estado es del pueblo entonces los ciudadanos tienen el derecho de mandarlo y sin embargo no es así, es todo lo contrario. Por lo tanto, en el Estado no habría justicia y sin justicia no hay derechos, pues por eso se hacen los derechos, para dar justicia. Con todo esto, el cristiano debe permanecer firme en sus propósitos. 

Definición de Estado por San Agustín

No contento con la definición de Estado de Cicerón interpretada por Varrón, Agustín redacta su definición de Estado:

''Es el conjunto multitudinario de seres racionales asociados en virtud de una participación concorde a sus intereses comunes''

Por lo tanto, en esta definición de San Agustín no habrá problemas de ver si existe justicia o no, pues los ciudadanos vivirán acorde a sus intereses. De este modo, cualquier Estado podrá utilizar de este concepto porque el interés de cada pueblo es variado. Todos se organizan para tener una especie de deliberación ciudadana y actuar acorde a ella. Cabe destacar que San Agustín es el que dice que el concepto que él tiene de Estado puede aplicarse a todos los reinos e imperios restantes. 

Porfirio y su defensa a los judíos

Porfirio que ya era un filósofo destacado tenía un oráculo para el nacido en Belén. Un hombre le preguntaba a Apolo sobre su esposa porque ésta lloraba por Cristo y el oráculo contestó:

''Más fácil te va a resultar, creo yo, dejar letras moldeadas en el agua, o desplegar como pájaro tus leves alas y volar por los aires, que hacer entrar a una esposa culpada de impiedad. Déjala que se obstine a su gusto en esas engañosas tonterías, cantando mentirosas lamentaciones a un Dios muerto, condenado por unos jueces llenos de rectitud, y a quien la más ignominiosa de las muertes, entre férreos esclavos, segó su vida en la flor de la edad''

Por supuesto, Porfirio defiende aquí a los judíos que condenaron a Jesús a la crucifixión. Entre otros oráculos y textos de Porfirio, San Agustín asegura que el filósofo fue un adorador de la cultura judía y la defendió hasta el final. 

Conclusión

Faltaba colocar el tinte moral y espiritual en la obra de San Agustín. Si bien critica a las filosofías helenísticas, San Agustín hace su propia manera de ver la vida contemplativa, la vida activa y la vida mixta, pues estas no son nada si no son llevadas con la fe en el Señor. Por lo que podemos ver aquí, no se puede ser completamente bueno (a pesar de realizar las mejores acciones) si no se tiene la fe y la creencia en Dios. Ni hablar de quien no cree en estas cosas y se siente feliz, porque esa felicidad sería falsa, o más bien, terrenal. Nos falta por analizar una de las cosas más esperadas: el juicio final.