lunes, 12 de septiembre de 2016

Lucio Anneo Séneca - Sobre la providencia (63 d. C.).

Pareciera ser que a estas alturas el tema de dios es un tópico ineludible, imposible de escapara y de pensar. Podríamos decir que ningún filósofo a prescindido de dios en sus teorías, y mucho menos va a ser Lucio Anneo Séneca quien lo haga en la antigüedad. ¿Acaso no hay una pregunta más inmensa que preguntarse por el mal? es decir, si dios existe ¿por qué sigue habiendo mal en la tierra? ¿Qué posturas nos dará el gran filósofo? Veámoslo en este otro breve libro de Séneca.

SOBRE LA PROVIDENCIA


La providencia y los hombres

La pregunta es típica ¿cómo es que existe tanto mal en el mundo si existe dios? En efecto es una pregunta difícil de responder, pero Séneca tiene una desde su filosofía estoica. 

Dios no tiene dificultad en establecer confianza con los hombres, sobre todo con los hombres buenos y virtuosos. Los hombres malos están estancados en la molicie y en las fiestas, mientras que los hombres buenos están trabajando y colaborando con el prójimo; dios ayuda a estos últimos poniéndolos a prueba cada día. 

Al hombre bueno no pueden pasarle cosas malas porque los contrarios no se mezclan; de hecho, si se mezclaran entonces ¿qué diferencia existiría entre el bien y el mal? Es necesario establecer dicha diferencia. Cuando le ocurren ''desgracias'' al hombre bueno, estas en realidad son pruebas que lo endurecen y forman para la vida ¿cómo eso podría ser malo? Así lo diría Séneca:

''No es importante lo que resistas, sino de qué manera lo hagas''

Dios es el equivalente a los padres para con los hombres. Los educa, los corrige y les da las posibilidades para que se desarrollen en plenitud. 

Lo que miran los dioses

Nada habría de sorprender que dios mirara a los hombres tratando de controlar un desastre natural o humano. Los mismos hombres se complacen en observar a los adolescentes peleando con fieras y otros gladiadores. 

Séneca sigue la máxima del filósofo Cínico llamado Demetrio:

''Ningún hombre me parece más desdichado que aquel a quien nada ha pasado''. 

Nadie podrá saber de qué es capaz ese hombre si nunca se ha enfrentado a nada. El desastre es una oportunidad que dios da a los hombres para que muestren su valentía y virtud. ¿Cómo podríamos hablar de un buen padre de familia si no pasa por las duras penas que suelen pasa las familias? ¿y que encima de esto salga victorioso? 

El pasar por una desgracia es el modo exacto de conocerse a uno mismo, de probarse que puede hacer las cosas en la vida. De hecho, la única forma de despreciar el sufrimiento es estar inmerso en el y conocerlo. 

Las quejas constantes de los hombres

¿De qué se quejan los hombres si saben muy bien que este mundo es imperfecto? Entre las condiciones de la vida, una es la conocida muerte que nos llega sin aviso alguno, pero que sabemos que llegará. Entonces ¿para qué nos quejamos si sabemos que moriremos y que los bienes que tengamos perecerán? 

Recordemos que la naturaleza es la que está exenta de mal y nosotros somos los que recibimos el dolor y nos lamentamos por el. Sin embargo, nuestra queja no sería racional porque cuando nos quejamos del dolor, es porque al mismo tiempo estamos olvidando las reglas de la vida.  

Conclusión

Este es el último ''diálogo'' de Séneca donde no deja nunca de lado su filosofía estoica. El entronamiento de la naturaleza es inevitable en este tipo de filosofía, y nosotros los hombres debemos acostumbrarnos a las condiciones de la vida. En efecto, si no lo hiciéramos así caeríamos constantemente en las pasiones (pathos) y no haríamos caso a la razón (logos), que es la que nos ayuda a evitar los sufrimientos. Podemos poner un ejemplo de esta filosofía. Imaginemos que nos contratan en una empresa, dicha empresa te ofrece un trabajo con poco salario; si tu lo aceptas, entonces no tienes por qué quejarte del bajo salario, ya que lo sabías de antemano. 

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